¡Hola! - digo entusiasmado al ver a Teddy, pero ella baja la cabeza y se va corriendo.
Me quedo sentado, un rato, sin saber que pasa.
Decido ir a su casa y preguntárselo. Trepo hasta llegar a su habitación. La veo llorar y noto como si una parte de mí supiera lo que pasa y la otra no.
De pronto se gira y me ve. Se seca las lágrimas y cuidadosamente abre la ventana.
- ¿Que quieres? - me pregunta.
- Bueno...quiero saber... ¿que te pasa? - Le digo y noto que baja la cabeza.
- No puedo Cato, no puedo - Me dice, pero yo no entiendo nada.
- ¿No puedes él que? - respondo.
- Ya somos mayores Cato - me dice - dentro de nada empezaras los entrenamientos, no puedo seguir distrayéndote, tienes que centrarte en seguir luchando.
Hago el gesto de ir ha abrazarla pero ella cierra la ventana y se mete en su habitación.
Yo me voy, hago que no ha pasado nada.
Pero mi furia se desata de repente, en mi habitación, lloro.
Sube mi padre y me pregunta que hago, me oye llorar.
"Un profesional nunca llora! - me dice y me da una torta.
Caigo al suelo y oigo él como mi padre abandona mi habitación.
Pienso rápido y actúo. Cojo una mochila, con provisiones y me escapo.
Voy a casa de Teddy, entro en su habitación le pido quedarme allí un día por lo menos, ella acede. Más tarde cuando estamos en metidos en la diminuta cama de Teddy le cuento lo ocurrido:
- Es por mi padre Teddy, lo ha vuelto ha hacer - digo llorando.
- No te preocupes Cato dentro de poco se acabará - me consuela.
Se que no, que nada va ha hacer cambiar a mi padre. Nos quedamos solos en su casa, sus padres no están así que ella puede hacer lo que quiera. Cierro los ojos y me quedo dormido, abrazándola.
De repente oigo una voz:
- Despierta Cato, ¡Los entrenamientos! - reconozco la voz de Teddy y abro los ojos.
Rápidamente me levanto, me pongo mi ropa deportiva favorita, la beso y le digo: "Puede que seas mi distracción, pero eres la distracción más bonita que conozco", la beso y me voy corriendo.
Ella me sonríe mientras su delicada mano me dice: "Hasta pronto, Cato".
Me quedo sentado, un rato, sin saber que pasa.
Decido ir a su casa y preguntárselo. Trepo hasta llegar a su habitación. La veo llorar y noto como si una parte de mí supiera lo que pasa y la otra no.
De pronto se gira y me ve. Se seca las lágrimas y cuidadosamente abre la ventana.
- ¿Que quieres? - me pregunta.
- Bueno...quiero saber... ¿que te pasa? - Le digo y noto que baja la cabeza.
- No puedo Cato, no puedo - Me dice, pero yo no entiendo nada.
- ¿No puedes él que? - respondo.
- Ya somos mayores Cato - me dice - dentro de nada empezaras los entrenamientos, no puedo seguir distrayéndote, tienes que centrarte en seguir luchando.
Hago el gesto de ir ha abrazarla pero ella cierra la ventana y se mete en su habitación.
Yo me voy, hago que no ha pasado nada.
Pero mi furia se desata de repente, en mi habitación, lloro.
Sube mi padre y me pregunta que hago, me oye llorar.
"Un profesional nunca llora! - me dice y me da una torta.
Caigo al suelo y oigo él como mi padre abandona mi habitación.
Pienso rápido y actúo. Cojo una mochila, con provisiones y me escapo.
Voy a casa de Teddy, entro en su habitación le pido quedarme allí un día por lo menos, ella acede. Más tarde cuando estamos en metidos en la diminuta cama de Teddy le cuento lo ocurrido:
- Es por mi padre Teddy, lo ha vuelto ha hacer - digo llorando.
- No te preocupes Cato dentro de poco se acabará - me consuela.
Se que no, que nada va ha hacer cambiar a mi padre. Nos quedamos solos en su casa, sus padres no están así que ella puede hacer lo que quiera. Cierro los ojos y me quedo dormido, abrazándola.
De repente oigo una voz:
- Despierta Cato, ¡Los entrenamientos! - reconozco la voz de Teddy y abro los ojos.
Rápidamente me levanto, me pongo mi ropa deportiva favorita, la beso y le digo: "Puede que seas mi distracción, pero eres la distracción más bonita que conozco", la beso y me voy corriendo.
Ella me sonríe mientras su delicada mano me dice: "Hasta pronto, Cato".