CAPÍTULO 1: NUESTRA
PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR
Iba corriendo. Otra vez que llegaba tarde.
Seguro que llegaba tarde. Seguro que Teddy está furiosa conmigo. Si no me
hubiese quedado dormido…
Cuando llego a la alambrada ni siquiera me
molesto en mirar si está electrificada, sé que nunca lo está. Nunca la conectan
aunque se supone que siempre lo está. En caso de que nos atacasen tampoco
pasaría nada, aunque la alambrada no estuviese conectada. Nuestro distrito es
fuerte. En él se forman los agentes de la paz. Una vez terminan la instrucción
los envían directamente al Capitolio, donde recibirán ordenes del mismísimo
Presidente Snow.
Sumido en estos pensamientos llego al
claro del bosque donde hemos quedado. Oigo un ruido a mi espalda.
- ¿¿¿Teddy??? – digo mientras doy una
vuelta completa sobre mí mismo.
Cuando vuelvo a mi posición original, veo
una figura delante de mí.
- Buuh – dice.
- Teddy… Siento llegar tarde es que… -
digo buscando una escusa.
- Déjalo, Cato. Los dos sabemos que se te
pegaron las sábanas. No te preocupes – dice con su habitual sonrisa.
Teddy tiene mi edad, 10 años, pero es muy
distinta a mí. Tiene el pelo castaño y ondulado, sus ojos son preciosos, son de
un azul tan parecido al del mar que podrías sumergirte en ellos si la miras
fijamente.
Nos vamos del claro y nos dirigimos a una
pequeña cala que hay entre los árboles. Aunque nuestro distrito está al lado
del mar, nuestra cala no se encuentra en la playa. Está en un manantial. Es
especial para nosotros porque nadie más la conoce.
Empezamos a hablar de temas triviales,
como el colegio, hasta que poco a poco, llegamos a un tema espinoso: la Cosecha
y los entrenamientos de los profesionales. Aunque nos quedan dos años para
ambas cosas, yo deseaba tanto ser un joven guerrero, que esos dos años se me
iban a hacer eternos.
- Cuando sea mayor y esté entrenado,
ganaré los juegos del hambre por ti – incito – y cuando regrese a casa,
viviremos en la aldea de los vencedores, los avox nos servirán, seremos
felices, Teddy, felices.
- Yo no estoy tan segura de que quiera
vivir esa vida – dice Teddy – no quiero tener que trabajar para el Capitolio y
si ganas los juegos del hambre te convertiras en un agente de la paz Cato y yo
no quiero eso.
- No te preocupes, - le digo – todo será
como ahora solo que seremos más felices todavía – la abrazo y la beso para
tranquilizarla.
Pero no sabía lo lejos que estaba de la
realidad. De lo que me esperaba dentro de siete años.
CAPÍTULO 2: SIN
DISTRACCIONES, YA NO HAY VUELTA ATRÁS
- ¡Hola! – digo entusiasmado al ver a
Teddy, pero ella baja la cabeza y se va corriendo.
Me quedo sentando, un rato, sin saber que
pasa. Decido ir a su casa y preguntárselo. Trepo hasta llegar a su habitación.
La veo llorar y noto como si una parte de mí supiera lo que pasa y la otra no.
De pronto se gira y me ve. Se seca las lágrimas y cuidadosamente abre la
ventana.
- ¿Qué quieres? – me pregunta.
- Bueno… quiero saber… ¿qué te pasa? – le
digo y noto que baja la cabeza.
- No puedo Cato, no puedo – me dice, pero
yo no entiendo nada.
- ¿No puedes el qué? – respondo.
- Ya somos mayores Cato – me dice – dentro
de nada empezarás los entrenamientos, no puedo seguir distrayéndote, tienes que
centrarte en seguir luchando.
Hago el gesto de ir a abrazarla pero ella
cierra la venta y se mete en su habitación. Yo me voy, hago que no ha pasado
nada. Pero mi furia se desata de repente, en mi habitación, lloro. Sube mi
padre y me pregunta qué hago, me oye llorar.
- ¡Un profesional nunca llora! – me dice y
me da una torta.
Caigo al suelo y oigo él como mi padre
abandona mi habitación. Pienso rápido y actúo. Cojo una mochila, con
provisiones y me escapo.
Voy a casa de Teddy, entro en su
habitación y le pido quedarme allí un día por lo menos, ella accede. Más tarde
cuando estamos metidos en la diminuta cama de Teddy le cuento lo ocurrido:
- Es por mi padre Teddy, lo ha vuelto a
hacer – digo llorando.
- No te preocupes Cato dentro de poco se
acabará – me consuela.
Sé que no, que nada va a hacer cambiar a
mi padre. Nos quedamos solos en su casa, sus padres no están así que ella puede
hacer lo que quiera. Cierro los ojos y me quedo dormido, abrazándola.
De repente oigo una voz:
- Despierta Cato, ¡los entrenamientos! –
reconozco la voz de Teddy y abro los ojos.
Rápidamente me levanto, me pongo mi ropa
deportiva favorita, la beso y le digo:
- Puede que seas mi distracción, pero eres
la distracción más bonita que conozco – la beso y me voy corriendo.
Ella me sonríe mientras su delicada mano
me dice:
“Hasta pronto, Cato”.
CAPÍTULO 3: LOS
ENTRENAMIENTOS
Cuando llego al Centro de Entrenamientos
me junto con los de mi edad. Me alegra ver que no soy el último en llegar
porque cinco minutos después de entrar yo, entran otros dos chicos y una chica.
De repente, un hombre de unos 30 años se
acerca a nosotros y cuando empieza a hablar, los demás nos callamos, más que
por respeto, por miedo; ya que somos los más pequeños.
Se presenta, nos dice que se llama Rock y
que será nuestro entrenador durante los años que entrenemos. Nos dice que
primero pasará lista, después nos enseñará el Centro y por último, empezaremos
a entrenar.
Empieza a pasar lista y me doy cuenta de
que no conozco a ninguno de mis compañeros.
“Es normal” – me digo -. “He pasado mucho
tiempo con Teddy y solo he estado con la gente de mi edad en clase y ni
siquiera les prestaba atención”.
- Cato – dice.
- Estoy aquí – digo saliendo de mis
pensamientos.
- Clove.
- Aquí – dice una chica más bien bajita.
Me doy cuenta de que es la chica que entró después de mí.
Rock sigue pasando lista y yo me doy
cuenta de que Clove no aparta la mirada de mí en ningún momento. Cuando me
vuelvo hacia ella, Clove aparta la mirada, y hace como si nada.
Rock nos enseña el Centro y cuando
llegamos a la zona delimitada para los mayores, me quedo fascinado viendo como
entrenan. ¡Cómo me gustaría saber luchar así!
“Dentro de unos años” – me prometo a mí
mismo – “seré igual que ellos”.
- Bueno chicos – dice Rock – ahora quiero
ver que es lo que se os da bien. Os iré llamando uno a uno y realizareis varias
pruebas con distintas armas. La que mejor se os dé será la que utilizaréis de
ahora en adelante aunque también practicaréis con las demás.
Poco a poco, Rock va evaluando las
habilidades de cada uno y cuando me quiero dar cuenta me llama. Primero me pide
que coja el arco, pero después de 20 flechas, solo una ha impactado en el
muñeco de entrenamiento. Rock me dice que no pasa nada, que pasemos a las
lanzas. Me acerco al puesto de lanzas y compruebo que, igual que con el arco,
mi puntería no es muy buena. Cuando paso al lanzamiento de cuchillos al igual
que en las anteriores pruebas, mi puntería deja que desear. Probamos otras diez
armas y ninguna me sirve.
- Bueno, Cato, no te preocupes aun quedan
las espadas y un par de armas más. Seguro que alguna es perfecta para ti – me
dice Rock.
Cuando cojo la espada me coloco en la
plataforma, Rock aprieta un botón y empiezan a salir muñecos de entrenamiento y
a moverse a mi alrededor. Respiro hondo y me lanzo. Decapito a uno, le corto
los brazos a otro. Así continuamente hasta que Rock me indica que pare. Y
aplaudiendo, me dice:
- ¡Impresionante!¡Muy bien! ¿Ves? Te dije
que encontraríamos tu arma perfecta.
Me siento con mis compañeros, que me
felicitan. Rock llama a Clove. Cuando comienza a lanzar cuchillos, todos
contenemos la respiración. De 50 cuchillos que tira, todos impactan en los
muñecos y todos en el corazón. Rock felicita a Clove y sigue llamando a los
demás.
Cuando terminamos nos dice que nos vayamos
a duchar y que nos espera mañana a las ocho para seguir entrenando.
Nada más término de ducharme salgo
corriendo para contarle todo a Teddy pero cuando voy a salir por la puerta, me
choco con alguien. Cuando me levanto me doy cuenta de que es mi padre.
- Veo que estás muy emocionado, Cato. ¿Qué
tal el día? – me dice.
Me olvido de la discusión que hemos tenido
anoche y le cuento todo lo que he hecho.
- ¿Con qué la espada? Un arma interesante.
Guarda silencio y yo no sé qué decir.
Cuando voy a abrir la boca, me dice:
- Cato, prométeme que algún día te
presentarás voluntario en la cosecha. Quiero que tú ganes los Juegos del
Hambre, me da igual cuando, pero que los ganes – me dice y se queda mirándome
fijamente.
- Vale – respondo con un hilo de voz.
CAPÍTULO 4: EN EL
COMEDOR
Paso con Teddy una hora y vuelvo al Centro
de entrenamiento. Ella me dice que me acompaña la mitad del camino pero al
final me acompaña hasta la puerta y nos despedimos. Le prometo que iré a verla
siempre que pueda y ella me mira con la sonrisa de la que llevo enamorado desde
que tengo uso de razón. Teddy se pone de puntillas y me besa en la mejilla.
Luego me vuelve a sonreír y me susurra un <<Te quiero>> en la oreja.
Luego se va, dejándome con las palabras en la boca.
- Y yo a ti – susurro como si me pudiese
oír.
Entro y me encuentro a Rock. Él se me
acerca y me dice:
- Cato, te estaba buscando. Ya hemos
repartido las habitaciones y tu compañero ya está en ella. Es la número 42.
Me da una llave con el número 42 grabado
en números dorados. Acarició el relieve de los números preguntándome quién será
mi compañero. Decido ir averiguarlo. Subo a mi habitación, introduzco la llave
en la cerradura y entro.
La habitación es bastante lujosa y está
muy limpia y ordenada, poco tardaré en desordenarlo todo.
- Hola – me dice mi compañero.
- Hola – susurro yo.
- ¿Cómo te llamas?, pareces majo – me
dice.
- Cato – le digo y se me escapa una
sonrisa.
- Encantado, Cato. Yo soy Nille Stevenson.
No digo nada, me colocó en la cama que no
está ocupada por la maleta a medio deshacer de Nille y me dedico a deshacer la
mía. Al lado de mi cama hay una gran ventana. Me acerco a ella y se me
encoje el corazón: a través de ella, a lo lejos se ve el bosque y un poco más
lejos la cala. Nuestra cala.
Nos avisan por los altavoces de que la
cena estará lista en media hora y la voz de Rock nos recuerda a los de 12 años
que no se nos ocurra llevar un simple chándal ya que es una cena de gala o nos
hará dar 20 vueltas al campo en pleno invierno. La simple idea me sobrecoge.
Me ducho y me visto con mi mejor traje: el
negro.
Nille y yo bajamos al comedor. Está
dividido por edades. Voy a la zona de mi edad y veo que hay muy poca comida.
Miro a mi alrededor y voe que los demás casi no tiene comida.
- Debéis acostumbraros a no comer tanto –
dice Rock.
Empiezo a comer lo que parece carne y
acabo con más hambre de la que tenía antes de cenar. De repente aparecen las
chicas, me fijo en Clove, está guapísima. Lleva un vestido negro corto y
escotado. El pelo suelto y liso. Sonríe al verme y yo hago lo mismo. Acabo de
cenar, me voy a mi habitación y allí le escribo una carta a Teddy y mediante un
mensajero se la mando:
Te echo de menos,
preciosa.
Esto me gusta pero a la
vez es tan extraño…
CATO.
CAPÍTULO 5: LOS
PROFESIONALES NUNCA LLORAN
- Cato – me llama Rock.
- ¡Dime! – respondo.
- Hoy vendrá un grupo de jóvenes para ver
el estadio – hace una pausa para ver mi reacción ante lo que va a decir y
prosigue – y me gustaría que mi mejor alumno les hiciera una demostración de lo
que sabe hacer.
- ¿Yo? – estoy perplejo. En nuestro grupo
hay muchos profesionales ( ya nos podemos llamar así, porque hemos crecido y
entrenado duro durante estos años) que tiene mucha habilidad, pero de ahí a
decir que soy el mejor… aunque, bueno… soy el mejor, para que mentir.
- Claro, ¿de quién voy a estar hablando?
¿Lo harás?
- Por supuesto, cuenta conmigo, Rock –
respondo animando.
Os preguntareis por Clove y por Tedda, ¿o
era Teddy?
Con Clove he crecido y vivido estos
últimos cinco años, pero no nos hablamos, no nos miramos, ni siquiera cuando
Rock nos pone juntos para realizar algún ejercicio. Sencillamente, nos
ignoramos.
Teddy, bueno, ella, no la recuerdo muy
bien… deje de contestarle a las cartas y deje de ir a verla,… ¡tengo cosas más
importantes que hacer!
… pero ella tenía razón: lo arreglé con mi
padre y las cosas han cambiado, Cato ha cambiado.
Me prepara para la demostración. Veo que
el grupo de jóvenes se me acerca. Hago un circuito completo batiendo mi propio
record de tiempo y veo que Rock me sonríe. Pero yo no sonrío. Solo sonreiré en
el momento en el que el Presidente Snow coloque la corona de vencedor de los
Juegos sobre mi cabeza. Continuo lanzando cuchillos, tirando con el arco y
atravesando muñecos con todas las armas de las que dispongo. Pero el único
momento en el me siento realmente a gusto es cuando cojo una espada y empiezo a
decapitar muñecos. Veo que Rock me indica con la cabeza que deje de destrozar
muñecos de entrenamiento y pase a realizar el último circuito. Cuando dejo la
espada me da un poco de pena porque nunca me he sentido tan a gusto con otra
arma que no fuese la espada. Me coloco en la salida del circuito y empiezo.
Cuando voy por el final una de las pruebas me sale mal y veo que uno de los
niños, el más pequeño empieza a llorar. No sé por qué pero eso me sienta mal y
me acerco a él. Creo que Rock ve lo que voy a hacer, aunque aún no soy
consciente de ello, y viene también.
Le miro con cara de desprecio y le digo:
- Los profesionales nunca lloran – levanto
la mano para darle una bofetada pero Rock interviene y me para.
¿Por qué he hecho eso? Me siento idiota…
Salgo corriendo y subo a mi habitación.
Abro y cierro de un portazo. Me tiro sobre la cama y me esfuerzo por no llorar.
Nille me pregunta que me pasa tantas veces. Que pierdo la cuenta. No me deja en
paz hasta que se lo cuento.
De repente me doy cuenta de una cosa:
alguna vez he visto llorar a cada miembro de nuestro grupo, a todos… menos a
ella… a Clove… ella nunca llora.
De repente, viene a mi cabeza un día
de verano, una vez terminado un entrenamiento diario. Fue el primer año que
estuve en este Centro cuando ambos teníamos 12 años. Recuerdo dos helados y una
puesta de sol.
Intento recordar la conversación que
tuvimos… lo que me contó para explicarme él por qué nunca llora.
“Mi madre no está aquí para apoyarme.
Cuando yo tenía cinco añitos vi como ella subía a ese tren que la llevaría al
Capitolio. Quería ser estilista, aprender moda y vestir a los tributos. A los
dos días de estar allí, me mando una carta que decía:
Clove, te echo mucho de menos, hijo. He
visto una peineta preciosa que te quedaría genial, os echo tanto de menos.
Mamá.
Junto con esa carta me mandó la peineta.
Es lo único que recibí de ella. Pasaron unas dos semanas y los agentes de la
paz enviaron otra carta, mi madre había robado aquella peineta para dármela y
por ello está condenada a servir al Capitolio como avox eternamente. Quiero ir
a los Juegos, pero no para ganarlos, Cato. Lo único que quiero es ver a mi
madre, verla viva… y esta es la única oportunidad que tengo.”
CAPÍTULO 6: UN
ENTRENAMIENTO ESPECIAL
- Chicos, escuchadme – nos dice Rock –
Cato y Clove, Nille y Nina, Peter y Lucía, Josh y Tania, Rubic y Kate, venid
conmigo, hoy vamos a hacer algo especial.
No nos explica más, nos deja con la
intriga. Le seguimos a través de unos pasillos que ni siquiera sabía que
existían. Entramos en una sala; allí nos esperan los estilistas. Cada uno vamos
con un estilista. Aun no sé para qué es todo esto pero recuerdo una de las
lecciones que nos dieron sobre los Juegos: “No os quejéis y haced todo lo que
os digan los estilistas”. Me echan kilos y kilos de crema. Nos visten con un
chándal parecido al que llevan los tributos en los Juegos.
Cuando terminan, nos reunimos de nuevo con
Rock.
- Escuchadme, hoy os dejaremos solos en el
bosque, hasta que uno de vosotros enconréis una mochila roja. En ella habrá un
mapa que os ayudará a salir – nos explica Rock mientras nos conduce hacia el
bosque.
Mientras caminamos veo una sombra entre
los árboles, una sombra que se parece a Teddy. Nos preparan y cada cinco
minutos sale una pareja. Somos los últimos en salir, y gracias a ello puedo
observar mejor a Clove. Lleva el mismo chándal que yo, y el pelo recogido en
una coleta. Parece muy segura de sí misma.
Salen Nille y Nina. Vuelvo a ver la
sombra, intento seguirla con la mirada. Salen Fer y Clara y después Robert y
Lucía. La sombra se queda quieta de forma en la que estoy en la perfecta
posición para observarla. Salen Josh y Tania. Rock nos dice que nos toca. No
puedo evitar estar nervioso, esto es lo más cerca que voy a estar de ir a los
Juegos. Rock comienza la cuenta atrás desde el 60. Me siento como si estuviese
a punto de salir a la Cornucopia. Vuelvo a ver la sombra y ahora, por la forma
en la que me mira, estoy seguro de que es Teddy. 3, 2, 1,… La sombra se aleja y
yo corro tras ella en vez de buscar la mochila. Oigo a Clove corriendo detrás
de mí gritando mi nombre y rogándome que pare pero yo la ignoro. Lo único que
me importa ahora es encontrar a Teddy.
A la media hora, Clove me pide que pare.
La miro, sin dejar de correr. Está roja, así que decido darle unos minutos para
recuperar el aliento.
- Deberíamos descansar aquí y seguir
buscando mañana.
- ¡No! Venga, corre – la intento
convencer, quiero encontrar a Teddy o a quién quiera que sea.
- Esto no es por la mochila, ¿verdad? – me
mira inquisitiva.
- No, - admito – he visto algo y quiero
saber que es – le digo enfadado.
- Pues vete tú solo, yo me quedo aquí.
- Pues vale, adiós – digo yo mientras me
doy la vuelta.
No he andado ni dos metros cuando recuerdo
otro de los consejos de Rock: “En los Juegos, nunca debeis separaros de
vuestros aliados hasta que se acerque el final de los Juegos”.
“Esto es un entrenamiento para los Juegos
así que debería actuar como en ellos” pienso y cuando me doy cuenta ya estoy
volviendo pero sigo enfadado.
Veo que Clove se levanta sobresaltada pero
me ve y se vuelve a sentar. Me siento al otro lado de la fogata que tiene encendiad
y centro mi atención en las llamas.
- No te enfades, por favor – dice Clove
rompiendo el silencio.
- No, tranquila – respondo sin levantar la
cabeza.
- Cato… ¿por qué no me has hablado todos
estos años? – realmente su pregunta me desconcierta.
- Porque sabía que tú no querías hablar
conmigo.
- Estás equivocado – levanto bruscamente
la cabeza -. Sí quería, desde pequeñita.
- Pues habérmelo di… - un ruido me
interrumpe, el bosque no es un lugar seguro. Seguimos caminando y empieza a
llover. Nos refugiamos bajo un sauce. Veo que Clove está tiritando.
- Ven conmigo – le digo. Ella se acerca a
mí y yo la rodeo con mis brazos. Ninguno tiene ganas de dormir así que nos
quedamos mirando la lluvia.
De repente, Clove se gira y así, de la
nada, me besa. No lo entiendo, casi ni nos conocemos pero me entrego a ese beso
y he de reconocer que me gusta.
Cuando se separa de mí, veo un destello de
simpatía en sus ojos pero rápidamente se aleja de mí y se tumba al lado de las
mochilas. Me tumbo apoyando la cabeza en un montón de hojas secas.
El sol me despierta. Me levanto y de lo
primero que me percato es que Clove no está.
- ¡Clove! ¡Clove! – grito.
Veo como unas ramas se agitan y
rápidamente me armo con un cuchillo temiendo lo peor… pero lo peor no llega… al
contrario, llega Clove.
- Dios mío Clove, me has pegado un susto
de muerte.
- Lo siento, había ido a buscar algo para
el desayuno – me dice mientras me muestra una bolsa llena de bayas.
Mientras desayunamos, ninguno menciona lo
ocurrido anoche. Caminamos durante un par de horas y llegamos a una cueva.
Entramos para descansar y Clove me dice:
- Deberíamos separarnos.
- Vale, nos volveremos a ver aquí mañana.
Clove asiente. Cada uno coge su mochila y
nos separamos. Camino durante lo que creo que es una hora. Atravieso unos
árboles y me paro en seco. Reconozco este lugar, aunque no venía desde hacía
años. Me percato de que está cayendo la noche. Estoy a punto de darme la vuelta
para volver a la cueva cuando la veo. La sombra está sentada en una roca. Pero
en seguida me llevo una desilusión. Es Clove o eso creo porque la reconozco por
la coleta. Ella se gira pero no le veo la cara porque está a oscuras. Corre
hacia mí y me besa. Mientras el tiempo se detiene a nuestro alrededor. Cuando
Clove se aleja de mí, la miro a la cara pero me quedo perplejo. La persona a la
que acabo de besar no es Clove. Es Teddy.
CAPÍTULO 7: PIENSO EN
TEDDY Y BESO A CLOVE
Teddy y yo nos miramos. La veo contenta
pero en sus ojos veo un brillo de tristeza. No intercambiamos palabras, solo
nos miramos. Al rato Teddy, se gira y se va. Yo no sé cómo reaccionar, así que
me quedo quieto viendo como se marcha, pero antes de perderse en la maleza, se
vuelve y me mira, con su típica mirada, su típica mirada de odio. Luego, no
está. Espero unos segundos, deseando que vuelva, pero como no lo hace, salgo
corriendo en dirección a la cueva. Clove no está allí, supongo que llegará
mañana, o quizás esté fuera toda la noche. Duermo unas horas y noto como Clove
llega, me tapa con una manta, me da un beso en la mejilla y se va, no sé a
dónde ha ido, puede que esté lejos o puede que esté cerca, esté dónde esté me
da miedo mirar atrás.
Cuando me despierto la veo, al lado mío
comiendo un puñado de galletes. Me ofrece, pero yo no tengo hambre.
- Buenos días dormilón – dice riéndose.
- ¿Qué hiciste anoche? – contesto yo
intrigado.
- Dormir, no hay muchas cosas que hacer en
un bosque – dice riéndose.
- ¿Cerca de mí? – pregunto mientras cojo
una galleta.
- No. Me aleje un poco, no mucho, ¿por?
- Porque te sentía lejos.
- Pues no lo estaba.
De repente vuelven a mi cabeza unos
recuerdos de cuando yo tenía 10 años. No puedo permitirme recordar otra vez,
pienso en Teddy y beso a Clove, la beso para quietarme ese pensamiento de mi
cabeza, no puedo permitirme pensar en Teddy, quiero olvidarla, quiero querer
solo a Clove. Nuestro beso parece eterno, pero no lo es. Nos levantamos y
decidimos salir a dar una vuelta, en busca de la maldita mochila. Cuando ya
llevamos una hora o un buen rato andando me paro, he oído a alguien. Se
acercan, pienso. De pronto veo algo, o mejor dicho a alguien. Es Nina y detrás
de ella está Nille. Clove y yo nos escondemos detrás de un arbusto. No será la
mejor idea esconderse pero es lo primero que se me ocurre.
- Me preocupan Cato y Clove, son los
únicos con los que no nos hemos encontrado, pensaba que aquí cerca del arroyo
los encontraríamos – dice Nille.
- Lo sé… ¿crees que les habrá pasado algo?
– dice Nina.
- No lo… - de repente Nina grita y los dos
salen corriendo.
“¿Qué habrán visto?” pienso.
Clove y yo vamos a ver el por qué Nina a
gritado. Una vez allí me agacho y creo observar lo que parecen las patas de un
animal. De repente algo cae sobre mi brazo, un líquido verde y viscoso. Me
invade una sensación de asco, pero la reprimo porque soy un profesional. Miro
hacia arriba y veo una enorme serpiente roja. Protejo a Clove y saco un
cuchillo. La serpiente ataca pero yo la esquivo. Lanzo un cuchillo que no da en
el blanco. Al instante una flecha hiere a la serpiente en el costado. Esta cae
al suelo. Aprovechando la confusión, Clove y yo salimos corriendo pero antes de
nada veo a Teddy entre los árboles con un arco.
Corremos durante horas, llegamos al arroyo
y una vez allí, nos encontramos con Tania y Josh, estamos una media hora con
ellos, hablando hasta que decidimos separarnos. Tania nos deja provisiones, las
cuales nosotros nos hemos ventilado. Más tarde, cerca de la costa de la playa
nos encontramos con Lucía y Peter, con ellos también estamos un rato, hablando
de trampas, cuando acabamos nuestra conversación nos damos cuenta de lo tarde
que se está haciendo y salimos corriendo hacia la cueva. Llegamos por fin a la
cueva, pero nos tumbamos en la entrada para ve las estrellas. Intento
contarlas, cuando ya voy por la 246, me doy cuenta de que Clove me está
mirando. Yo la miro y al rato Clove dice:
- Tienes unos ojos preciosos.
Yo replico:
- Tú eres la que tiene unos ojos que
brillan como estrellas, los míos son un simple reflejo de los tuyos.
No espero respuesta, Clove se lanza sobre
mí y me besa. Disfruto con ese beso. Cuando termina ninguno habla, ese beso lo
ha dicho todo. Dormimos, la noche se me hace eterna, pensando en cuando acabará
este entrenamiento. Por la mañana nos levantamos temprano para cazar. Apenas
intercambiamos palabra. Cuando hemos cazado un par de conejos decidimos buscar
la mochila. Llevamos una hora caminando cuando oigo una voz, es Rock.
- Lo habeos hecho muy bien, chicos, aunque
solo dos hayáis encontrado la mochila. ¡Enhorabuena, Nille y Nina!
En seguida nos encuentran, gracias a los
localizadores que tenemos en los relojes. Después de una hora andando nos
reunimos todos en la plaza, pero falta alguien, Rubic. En seguida llega,
agarrado por dos agentes de la paz.
- Rock, este chico quería escaparse.
- Rubic, nadie te obliga a hacer esto,
puedes dejarlo cuando quieras – dice Rock pacíficamente.
- ¡Mis padres sí! Tengo que ser el típico
hijo guerrero no puedo decepcionarles pero sí escapar – miro a Rubic. Sus ojos
se llenan de lágrimas mientras desvela una herida en su pecho.
- ¡Llevadle al hospital! – grita Rock.
Admiro como Rubic llora y grita que le
suelten. Dejo de mirar y al ver como se le llenan los ojos de Clove de pánico
la abrazo. Ella lora.
- No sabía que este entrenamiento podía
ser peligroso – dice llorando.
- Ha sido un accidente Clove – respondo
intentando calmarla.
- Rubic está así por mi culpa – grita.
- Esto no es por culpa de nadie – respondo
y la beso.
Nos dejan regresar a nuestras casas. Una
vez en la mía me ducho y pienso en la frase de Clove: “Rubic está así por mi
culpa”
“¿Qué habrá querido decir? ¿Cómo que por
su culpa? ¿Qué tiene que ver Clove con todo este entrenamiento?”.
No consigo dormir en toda la noche, pienso
en lo de Clove y en Teddy aunque intente remediarlo Teddy no acaba de salir de
mis pensamientos.
CAPÍTULO 8: LA PRÓXIMA
VEZ QUE CREES UNA MUTACIÓN ASEGÚRATE DE QUE NO SE ELECTROCUTE
Me despierto exhausto, sin saber dónde me
encuentro, desde aquel “entrenamiento especial” veo a Teddy en todos lados, al
principio creía que eran alucinaciones mías, pero ahora estoy completamente
seguro de que es ella. Ayer, fue cuando la vi por última vez, en la panadería
del viejo Matius, comprando lo que antes era mi compra habitual. Teddy tenía la
cara llena de heridas, heridas que intentaba disimular con un poco maquillaje.
El viejo Matius se dio cuenta de los arañazos que tenía en la cara y le
preguntó:
- ¿Qué te ha pasado en la cara, hermosa?
¿Te pongo lo de siempre?
- A mi madre, lo de cortar el pelo no se
le da nada bien – contesta sonriendo -. Sí, ponme lo de siempre.
Siguieron hablando y yo me fui, sabía que
Teddy mentía. Hoy no tengo entrenamiento hasta las 6:00, es mi día de descanso.
Queda poco para la cosecha y Rock cada día insiste más en la supervivencia,
pero en mi mente solo se graban las tácticas para matar tributos.
Voy a dedicar el día entero en buscar a
Teddy, hasta las 4:00, a esa hora tengo que ir a buscar a Clove, hemos quedado.
Me dirijo a casa de Teddy, con el propósito de verla, pero me llevo una
sorpresa al oír la respuesta a todas mis dudas. Me acerco a la ventana y desde
allí las oigo hablar.
- ¡Esos estúpidos agentes de la paz! –
grita Teddy.
- Para que la próxima vez tengas más
cuidado – contesta su madre.
- ¡Me han destrozado la cara!
- Y tú has destrozado el cuerpo de una
hermosa e indefensa serpiente.
- Tenía que cazar algo, no podía venirme
con las manos vacías.
- La próxima confórmate con pescar algún
pez, Teddy la caza no es lo tuyo, con un simple ratón hubiera bastado.
- La próxima vez que me toquen esos
estúpidos agentes les arrancaré la cabeza con mis propias manos.
Su madre se acerca a la ventana y salgo
corriendo, creo que me ha visto, el camuflaje no es lo mío. No necesito buscar
a Teddy, esa conversación resuelve todas mis dudas, Teddy es pobre, algo
extraño en este Distrito.
Decidido a que no hagan más daño a Teddy
planeo poner veneno para ratones y hierbas venenosas alrededor de la valla que
nos separa del bosque. Sé por dónde va Teddy y allí coloco unos cables
simulando la corriente que debería estar pasando por la valla. Después, mirando
mi reloj, me escondo detrás de una casa para ver si mi plan funciona. A las
14:30, como siempre Teddy sale de su casa con rumbo al bosque. Llega a la valla
y allí grita. Admito que los cables pueden asustar, pero, ¿a Teddy? Algo ha visto,
¡no puede asustarse con un par de cables viejos! Teddy se va corriendo hacia su
casa y yo me acerco al punto en el que Teddy gritó. Lo único que veo es una
pequeña serpiente, la cual está comiendo una especie de líquido azul que sale
de una mochila, reconozco esa mochila, se la regale yo a Teddy. Se lo que
pasará si los agentes de la paz ven esa mochila en el bosque, la condenarán. De
repente la serpiente empieza a crecer, cada vez más y más, hasta alcanzar casi
mi altura, asimilo lo que ocurre, ¡Teddy ha creado una mutación,
accidentalmente! Ignoro a la serpiente y cojo un largo palo que hay en el
suelo, con él alcanzo la mochila y logro sacarla quitando los cables viejos que
antes había puesto en el único agujero de la valla. Quitando los cables me da alguna
que otra pequeña descarga, a lo cual no doy importancia, aunque los cables no
deberían estar cargados. La serpiente se da cuenta de mi presencia y viene
hacia mí. Intenta saltar la valla pero falla y se queda colgada. La serpiente
ha dejado de moverse y alguna que otra chispita sale de su cuerpo. Asimilo lo
que ocurre, la valla estaba cargada y la serpiente ha sido electrocutada. Logro
bajarla de la valla con varios palos de madera, aunque con los de metal sea más
fácil con estos aseguro el no electrocutarme yo también. Evitando a todas las
personas que podrían delatarme lo meto en la cochera. Una vez allí corto el
cuerpo en trocitos, pequeños. Los llevo a la cocina y dejo dos trozos encima de
la mesa y los demás los meto en el congelador. Un trozo lo frío en la sartén,
con un poco de perejil. Cuando acabo de colocar los platos en la mesa
baja mi madre y yo la invito a probar lo que acabo de cocinar.
- ¿Qué es? – me pregunta.
- Lo he visto en el mercado, tenía buena
pinta, hay más en el congelador.
Le enseño el otro trozo que tengo sobre la
mesa. Lo cojo y lo meto en una bolsa y me dirijo a casa de Teddy. Compruebo que
no hay nadie en su casa y entro, una vez en la cocina frío el trozo en la
sartén le echo perefjil y un poco de puré de patatas que tiene su madre
preparado, lo sirvo en 4 platos y los dejo sobre la mesa con un papel escrito
malamente:
“La próxima vez que crees una mutación
asegúrate de que no se electrocute.”
Recojo el saco y cuando estoy saliendo
oigo una voz:
- ¿Cato? – pregunta alguien desde las
escaleras. Yo me giro y veo a Teddy, me asusto pero consigo controlar mi
inseguridad.
- Sí…
-¿Qué haces aquí?
- Te traigo comida, ¡pruébala!
- Todos estos años me has estado evitando
y ahora ¿me traes comida?
- Supongo, sé que llevamos días, meses
incluso años sin hablarnos pero te echo de menos Teddy.
- Ya es muy tarde, tú has cambiado y yo he
cambiado.
- Sigo siendo el mismo Teddy, sigo
queriendo ser un guerrero sigo siendo el niño que conociste.
- No, el niño que conocí está perdidamente
enamorado de mí y tú estás enamorado de Clove, no soy tonta Cato, os he visto.
- ¿Por qué me besaste?, aquella noche en
el bosque.
- Quería saber si todavía, después de todo
este tiempo, te quería.
- ¿Y? ¿Me quieres?
- No, ¡ahora vete!
- Teddy…
- ¡Vete!
- Vale y gracias por lo de la serpiente –
digo señalando los arañazos de su cara.
- Adiós.
Salgo de casa de Teddy y al cabo de un
rato me encuentro a su madre, no puedo evitar el no tener conversación con
ella.
- ¡Cato! Qué alegría. ¿Qué tal estás?
- Muy bien, ¿y usted?
- Son tiempos difíciles para la familia,
Cato, pero al fin y al cabo no nos podemos quejar, hay gente que está peor.
- Sí, el ganado ha disminuido, la
agricutura igual, el Capitolio debería imponerse más.
- O quizás imponerse menos…
- Puede, en cualquier caso el Capitolio
tiene la culpa.
- Sí… Bueno Cato, me ha alegrado mucho
verte, dile a tu madre que algún día venga a visitarnos.
- Sí, se lo diré, hasta luego.
- ¡Hasta luego!
Llevo toda la tarde en casa de Teddy, me
voy corriendo a buscar a Clove. Cuando llego me la encuentro sentada a la
puerta de su casa esperándome.
- Cambio de planes Cato. ¿Quieres que
veamos antiguos Juegos del Hambre en mi casa?
- ¡Claro!
Vemos unos cuantos Juegos pero el último
es con el que más disfruto, Brutus. Disfruto viéndole ganar, disfruto viéndole
matar tributos, disfruto con cada suplica de piedad de los demás y admito que
me encanta.
Las seis llegan enseguida, nos dirigimos
hacia el centro de entrenamientos. Hacemos un entrenamiento duro en el cual el
arma principal es la espada, lo que mejor se me da.
Después de un día agotador me voy a casa y
allí me ducho y me duermo, pensando en la dueña de mis pensamientos Teddy,
acompañada de Clove.
CAPÍTULO 9: EL DÍA
ESPERADO, LA COSECHA
Me levanto con el presentimiento de que va
a ser un día especial. Como de costumbre, salgo a correr y hago un poco de
ejercicio. Corro alrededor de la valla. Voy al punto en el que puse la trampa
para Teddy. Los cables viejos ya no están, alguien los ha quitado. Observo el bosque
cuando me fijo en el pequeño detalle: no han quietado los cables, los han
puesto dentro del bosque formando una palabra: “Gracias”.
“¿Quién habrá sido?” pienso.
En mi mente aparece una imagen y ya sé
quien lo ha hecho. Teddy. Me voy a casa con una sonrisa. Me alegra saber que he
podido ayudarla. Cuando llego a mi casa veo a mi madre, me abraza y me da
varios besos. Después aparece mi padre y me pregunta:
- Te presentarás voluntario, ¿verdad?
- Claro, papá. Clove y yo seremos los
representantes de este Distrito, como tú siempre has querido.
No contesta, me abraza. Veo a mi madre,
está empezando a llorar. Me acerco a ella y le susurro:
- Los profesionales nunca lloran. Mamá,
volveré a casa… te lo juro…
Después de desayunar algo (aunque he de
admitir que hoy no tengo mucho apetito) voy a buscar a Clove, ya que hemos
quedado antes de la cosecha. Caminamos en silencio un rato hasta que ya se me
está haciendo tan incómodo que decido romperlo:
- ¿Estás preparada? Para la cosecha,
quiero decir. Al fin y al cabo,… estos son nuestros Juegos.
- Quiero ver a mi madre, Cato, pero no
quiero dejar todo esto – dice sin mirarme.
- Verás a tu madre y volverás a casa
Clove, yo te traeré.
- No podría verte morir, no sin luchar
antes.
- Clove, - la agarró de la barbilla y hago
que me mire a los ojos – nadie nos va a matar, somos profesionales… somos los
mejores.
Ella se zafa de mí y sigue andando.
Seguimos caminando y a los 15 minutos nos encontramos con la madre de Teddy.
-¡Hola Cato! ¡Hola Clove! Vaya cuanto
tiempo ha pasado, ¿eh Clove? Tendrías 4 años la última vez que te vi – exclama
la madre de Teddy, noto como Clove no la reconoce así que cambio de tema.
- Señora… ¿cuántas veces entrará el nombre
de Teddy en la urna?
- 23 veces… hemos tenido que pedir muchas
teselas Cato… - responde.
Esto me deja helado. Ya sé que mi distrito
es uno de los más ricos pero aún así hay gente pobre como en todos los lugares.
La madre de Teddy nos mira y dice:
- Este año, ¿os presentareis voluntarios?
- Sí – responde Clove.
- ¡Menos mal! No sé qué haría si Teddy
saliese elegida, no sé quién cuidaría de mí. No sé cómo se las habrán ingeniado
varios padres para sacar el nombre de sus hijos de la urna… supongo que
mediante un soborno.
- Vaya… - de repente suenan las bocinas.
Me despido de Clove y de la madre de Teddy y me voy a casa a cambiarme. De
alllí, al momento más importante de mi vida… la cosecha.
Una vez allí nos hacen los controles. Todo
el mundo está feliz, tranquilo sabiendo que sus hijos no irán a los Juegos.
Mientras nos colocan en nuestros respectivos lugares, le susurro a Clove:
“Estás preciosa. Para la gran ceremonia de
los ganadores ponte el mismo vestido, ¿vale?
Ella no contesta pero sonríe. Nos separan,
todo esto parece un desfile de moda, los vestidos y trajes son parecidos a los
del Capitolio, la única diferencia es que aquí, en el Distrito 2, todos
llevamos el número 2 en algún traje, en algún accesorio, escrito con pluma en
la mano, etc.
De repente aparece Cedric, cada vez está
más viejo y a la vez elegante. Va vestido de turquesa, un color que le sienta
realmente bien. Este año nos sorprende con un sombrero en el cuál está tallado
el número 2 debajo de la palabra Distrito, no muy grande.
- ¡Felices Juegos del Hambre!
Llevan 74 años de Juegos y todos los años
saludan de la misma manera. Pero no solo en mi distrito, es el mismo saludo en
todos los distritos. Rock sube al escenario. Es el mentor de los Juegos así que
le corresponde estar allí arriba viendo qué tributos participarán este año.
Rock empieza hablar sobre el honor que supone ir a los Juegos y el mismo
discurso de todos los años. Lo he oído tantas veces que podría recitarlo
de memoria. Me entretengo mirando a la gente de mi alrededor. En el lado de las
chicas veo a Clove y un poco más lejos a Teddy. Deseo con todas mis fuerzas que
me mire, que vea que estoy aquí pero no tengo suerte.
- Las chicas primero – dice Cedric. Se
acerca a la urna de la derecha y elige un papel al azar. No estoy preocupado
porque salga el nombre de Teddy ya que sé que Clove se presentará voluntaria.
- ¡¡¡Clove Edding!!! – me sorprende
muchísimo. No le ha hecho falta ni presentarse voluntaria. Clove sonríe y sube
al escenario.
- Hola Clove – dice Cedric -. Ahora que
todo Panem te está viendo, ¿quieres decir algo o prefieres esperar a las
entrevistas de Caesar Flinckerman?
- Solo una cosita, Cedric. Si mi nombre no
hubiese salido también me hubiese presentado – se da la vuelta y va a sentarse
en una silla al lado de Rock.
- ¡¡¡Toma ya!!! Esto si que es suerte,
amigos – exclama Cedric –. Y ahora los chicos.
Cedric se acerca a la otra urna y coge un
papel.
- ¡¡¡Nille Stevenson!!! – no me lo creo.
Nille no puede salir elegido. Ya seé que tiene la misma edad que yo pero no
puede. Son mis Juegos. Nille ya está avanzando cuando me levanto y grito:
- ¡¡¡ME PRESENTO VOLUNTARIO!!!
- ¡¡¡NO!!! – grita Nille - ¡¡yo quiero ir
a los Juegos!!!
Todo el mundo se gira hacia Cedric.
- Bu… bu… bueno – tartamudea. Se nota que
nunca le había pasado esto -. En este caso le corresponde a Rock elegir.
Rock se levanta y nos mira a los dos:
- Que sea Cato.
Nille se pone hecho una furia y dos
agentes de la paz se lo llevan. Subo al escenario y sin nada que añadir me
siento al lado del Clove. Cedric se despide de todos y los agentes de la paz
nos acompañan al edificio de justicia.
Mis padres viene a verme pero no hablamos
mucho: ya sabíamos que me presentaría voluntario así que ya nos habíamos
despedido antes. Mi madre sale de la sala llorando y no puedo evitar sentirme
mal por ella. Espero un rato a ver si viene alguien más.
“Teddy, por favor, sé que estás enfadad,
pero necesito ver tu sonrisa antes de irme. Puede que no te vuelva a ver”.
Mis plegarias no son atendidas porque no
viene nadie más.
Me siento en el sofá que hay. Resignado,
me tumbo. Algo me llama la atención a mi izquierda. En la pared hay un agujero.
Miro a través de é y veo una habitación que creo que es la de Clove. Se
oyen voces en la habitación por lo que giro la cabeza y allí la veo:
Clove tan guapa como siempre… pero hay otra persona en la habitación. Es Rock.
No sé de qué estarán hablando.
“Estrategias de combate” pienso.
- Clove, cariño, no sé por qué haces esto.
Que tu madre sea una avox ya es bastante para nosotros. No quiero que mueras.
- Me has entrenado durante años y, ¿aún
dudas de mi? ¡¡Me parece increíble!! – grita Clove.
- Clove, tesoro. Tú y nadie más que tú deberías saber que te apoyo y que sé
que lo harás muy bien. Pero no podría soportar la idea de que mueras.
- Pero si gano podría pedirle a Snow que me dejase traer a mamá de nuevo a
casa. Lo tuyo es diferente. Tú la ves todos los años porque eres el mentor del
Distrito Dos y ella, el avox. Esta será mi única oportunidad de verla. Además
Cato me defenderá. – dice mientras se funden en un abrazo.
-Te quiero, Clove.
- Y yo a ti, papá.
Casi me caigo de espadas. ¿Papá? ¿Clove es hija de Rock? Mi primer instinto
es entrar en su habitación y pedirles respuestas pero dejarían de confiar en mí
y eso es algo que para los Juegos no me interesa.
No me da tiempo a pensar nada más porque
de pronto entran dos agentes de la paz y me conducen al tren. Subimos y nos
acomodamos en una sala de estar. Me siento al lado de Clove pero no
hablamos. Miro por la ventana y veo a mis padres despidiéndose de mi con una
sonrisa. Intento localizar a Teddy entre la multitud, pero no la veo. Y pensar
que llevamos años sin hablarnos, y ahora... me voy y tengo el presentimiento de
que no la volveré a ver. Estoy seguro de que me odia. Con estos pensamientos,
partimos hacia el Capitolio.
Rock y Cedric llegan y se sientan con
nosotros. Vemos el resumen de la Cosecha del Distrito 1. Los dos tributos son
voluntarios. La chica, Glimmer, puede parecer un cielo, pero veo enseguida que
está disimulando, sé que por dentro esconde a una guerrera que no se dejará
matar a la primera. Nota mental para mí mismo: cuidado con Glimmer. El chico,
Marvel, tiene cara de bobalicón pero es fuerte.
Vemos en directo el resto de cosechas. La
del 3 no tiene mucho de interesante, pero creo que el chico nos podría ser
útil. Este año el Distrito 4 no tiene profesionales como otros años, una
verdadera lástima. En el Distrito 5, hay una chica que me recuerda a una
comadreja. Creo que tendrá bastantes oportunidades de escapar del baño de
sangre de la Cornucopia, sino se encuentra con nosotros, claro. Las cosechas de
los Distritos 6, 7, 8, 9 y 10 no me parecen interesantes, ya que no hay
ningún tributo que me parezca que vaya a sobrevivir a la Cornucopia.
Mientras pasan estas cinco cosechas
observo todo a mi alrededor. Rock observa con atención a los tributos. Cedric
no para de comentar la ropa que llevan. Clove no aparta la mirada de la
pantalla. Miro por la ventana. Estamos pasando unos campos. Me quedo mirándolos
mientras mis pensamientos vagan... hacia mi Distrito... hacia el bosque...
hacia Teddy.
La voz de Caesar Flinckerman me saca de
mis pensamientos devolviéndome a la realidad. Está anunciando la cosecha del
11. La chica es una niña de unos 12 años. Sin duda caerá pronto, pero el chico
es todo lo contrario: es alto y musculoso. En mi opinión, tiene muchas
posibilidades de llegar al final. Me quedo con su nombre, Thresh. He de
encargarme de él en cuanto pueda.
La Cosecha del 12 toma un giro inesperado.
Como tributo femenino sale una muchacha de unos 12 años. Cuando estoy barajando
sus posibles muertes, algo cambia. El Distrito 12, el distrito pobre, el
olvidado, tiene una voluntaria. Su hermana, Katniss Everdeen. Parece un
poco flojucha pero durante mis años de entrenamiento he aprendido a no
menospreciar a ningún rival. El chico, Peeta, sube al escenario palidísimo.
Katniss y él se miran. Creo que tengo algo que usar en su contra. La
transmisión se cierra con el himno y el escudo del Capitolio.
- Bueno, vuestra principal prioridad es
aliaros con Marvel y Glimmer. En los entrenamientos observad las habilidades de
los demás y aliaros con aquellos que creáis que os puede venir bien - dice
Rock.
Clove y yo asentimos y nos vamos a
nuestras habitaciones sin mediar palabra. Mi cuarto es muy parecido al que
tenía en el Centro de Entrenamiento. Me tiro en la cama pero me es imposible
dormir. Me levanto y salgo de mi habitación a hurtadillas y me dedico a
explorar el tren. No encuentro nada muy interesante hasta que llego al final
del vagón. Hay una puerta que supongo que dará a la calle. Aún así me aventuro
a abrirla.
Estaba completamente equivocado. Ante mí
encuentro una sala con un techo de cristal que deja ver las estrellas. Veo a
Clove tumbada en un sofá mirando al cielo.
- Hola - dice percatándose de mi presencia
pero sin despegar la vista de las estrellas.
- Hola.
Me tumbo a su lado. Estamos en silencio
hasta que me doy cuenta de una cosa que no puedo callarme.
- La última vez que estuvimos así, quiero
decir, mirando las estrellas fue en el entrenamiento...
- Sí... - dice mordiéndose el labio.
- Clove, ¿puedo preguntarte una cosa? - no
espero a que me responda - ¿por qué dijiste que fue culpa tuya lo de ese
muchacho?
No responde. Nos quedamos en
silencio hasta que, 5 minutos después, Clove rompe el silencio.
- Fue culpa mía. Ese entrenamiento fue
idea mía.
- ¿No fue de Rock?
- No, yo se lo propuse... - susurra algo
que no llego a oír.
- ¿Por qué iba Rock a hacerte caso?
- Porque es mi padre - susurra.
- ¿En serio? - finjo sorpresa.
- Sí...
No hablamos más. Me quedo dormido.
Cuando me despierto, miro la habitación
bañada por la luz dorada del sol. Veo que Clove no está. Me levanto y miro por
la ventana. Distingo una gran ciudad y sé que hemos llegado... Estamos en el
Capitolio.
CAPÍTULO 10: EL DESFILE
Llegamos al Capitolio el día antes del desfile. Los demás tributos irán
llegando a lo largo del día, y los más alejados, como el 11 o el 12, llegarán
mañana. Tardamos en llegar a nuestro apartamento un par de horas porque los
habitantes del Capitolio están ansiosos de vernos, de ver a los tributos del
Distrito 2.
Cedric nos enseña todo, pero no le prestó atención hasta que nos enseña el
comedor en el que hay una mesa llena de comida de aspecto muy apetitoso. Hasta
este momento no me había dado cuenta del hambre que tengo. Miro a Clove y veo
que le pasa lo mismo. Rock nos invita a sentarnos. Una avox nos sirve la
bebida. Veo como la miran Clove y Rock y en este momento se que es su madre. Le
pongo una mano encima de la suya para darle ánimos. Ella me sonríe y vuelve a
concentrarse en su cena. Mientras comemos, Rock nos cuenta que a media tarde
vendrán Glimmer y Marvel, para poder sellar el pacto entre profesionales.
Luego nos presenta a nuestros estilistas: Nathan, el de Clove, que es un
hombre fornido de aspecto simpático que lleva el pelo despeinado de color
morado y un tatuaje en el brazo. Mi estilista se llama Keira y es… digamos,
distinta. Lleva un peinado abombado de color naranja, del cual salen dos
pequeñas antenas. Lleva un vestido amarillo y negro y de la espalda le salen un
par de alas. Me recuerda a una de esas avispas modificadas por el Capitolio, a
una rastrevíspula.
Charlamos un poco con ellos, hasta que llegan Marvel y Glimmer. Rock y
Cedric nos dejan solos con ellos. Transcurren en unos minutos en silencios en
los que me dedico a observarlos. Marvel tiene cara de no estar pensando en
nada, lo cual no me extrañaría nada porque tiene cara de bobo. Glimmer es todo
lo contrario. Observa todo a su alrededor desconfiando de cualquier cosa.
- Bueno… - intento romper el silencio pero no sé que más decir.
-¿Habéis visto todas las cosechas? – nos pregunta Glimmer.
- Sí – dice Clove - ¿Qué pensáis de la voluntaria del 12?
-Creo que caerá pronto – dice Marvel. Me entran ganas de pegarle un
puñetazo para borrarle la estúpida sonrisa de la boca. No sé cómo le aguantaré
en la arena.
- No seas idiota – replico. - Si se ha presentado voluntaria puede ser
bastante peligrosa.
- También puede que solo quisiera proteger a su hermanita- dice en tono
despectivo.
- No sé qué habrás hecho a lo largo de estos años entrenando, pero atender
de fijo que no, porque no has aprendido a no subestimar a los rivales.
Nos enzarzamos en una discusión y veo que Clove y Glimmer se acercan la una
a la otra y se ponen a hablar como si se conociesen de toda la vida. Marvel
sigue en sus trece, me saca de quicio. No sé cuánto tiempo hemos pasado
discutiendo cuando Glimmer grita:
- ¡¡¡YA BASTA!!! Marvel, Cato tiene razón, no hay que subestimar a ningún
rival por débil que parezca.
Marvel le mira, desafiante, pero no dice nada. Clove cambia de tema.
- ¿Qué estrategia vamos a seguir en la arena?
Nos metemos de lleno en la conversación. Marvel y yo vamos haciéndonos un
poco más amigos, solo un poco: aun me parece un arrogante. Discutimos tácticas
hasta que Rock nos avisa de que es la hora de la cena. Invitamos a los tributos
del 1 a cenar y durante la cena seguimos con las estrategias pero esta vez con
ayuda de Rock.
Bien entrada la noche, Marvel y Glimmer se van a su apartamento; y Clove y
yo nos vamos a nuestras habitaciones.
Hoy es el desfile de los tributos. Me levanto emocionado y voy a desayunar.
Se nota en el ambiente la emoción de todos, no solo de los tributos sino de
todo el Capitolio.
Me sirvo un buen tazón de chocolate caliente con churros. He de admitir que
me encantan.
Cuando terminamos, Nathan y Keira vienen a buscarnos para prepararnos para
el desfile. Tres estilistas me preparan antes de ir con Keira. Cuando voy a la
sala donde ella está veo el traje del desfile. ES una armadura dorada como las
que llevaban los gladiadores romanos. Keira y yo nos hablamos. Termina de
ajustarme la armadura y me acompaña a la sala donde está Clove.
Lleva lo mismo que yo, pero a ella le queda muchísimo mejor. Vamos hasta
nuestro carruaje, subimos y esperamos a que el desfile comience.
La voz de Caesar Flinkerman da comienzo al desfile. Veo que el carro de
Glimmer y Marvel avanzando y seguidamente el nuestro empieza a moverse.
Los aplausos y gritos de los habitantes del Capitolio son estruendosos.
Levanto la mano y saludo, lo cual hace que la gente se vuelva loca gritando
nuestros nombres. Pero de pronto se hace el silencio, seguido de un gran aplauso.
Me giro y lo que veo hace que me hierva la sangre. El Distrito 12 nos está
robando protagonismo. Sigo saludando pero les sigo mirando. Llevan un traje que
está, literalmente, en llamas.
Llegamos a una plazoleta donde está el Presidente Snow. Nos da la
bienvenida y nos desea unos felices Juegos del Hambre. Volvemos al centro de
entrenamientos. Hay un momento en que mis ojos se cruzan con la mirada de la
chica del 12. Ya se ha ganado un enemigo.
CAPÍTULO 11: BAJO LAS
ESTRELLAS
El desfile ya ha acabado. Estoy cansado de tantos estilistas, así que me
voy a mi habitación. Me tumbó en la cama y cierro los ojos.
Cuando los abro estoy con Teddy, estamos en el campo viendo las estrellas.
- ¡Cuéntalas! – me dice.
- Una, dos, tres… muchas – respondo.
- Infinitas – dice acompañando su respuesta de una preciosa sonrisa,
después se arrima a mí y me besa. - ¿Crees que ganaremos, Cato? – dice de
pronto.
- ¿Qué? – digo desconcertado.
Abro los ojos y veo a Clove tumbada a mi lado.
- ¿Crees que ganaremos los Juegos? ¿Me llevarás a casa sana y salva? –
dice.
- Sí – respondo convencido, aunque no sé porqué. Ya sé que solo uno puedo
ganar.
- Está bien – me dice y poco después me besa. Su beso no es como el de
Teddy, sus besos son fríos, helados, en cambio, los besos de Teddy son dulces,
me encanta.
De repente Clove se levanta y toca un botón, empiezan a aparecer pájaros en
el techo y poco a poco la luz se va oscureciendo.
- Dormiré aquí contigo.
- No sé… bueno vale. ¿Has averiguado algo sobre tu madre?
- No, no la he visto… Si me voy de aquí sin verla, volveré, volveré por
ella. Ella… es mi
madre al fin y al cabo. ¿Tú no habrás visto alguna avox?
- Lo cierto es que sí, ayer una mujer avox me vino a despertar. Se parecía…
- por un momento el nombre de Teddy iba a salir de mi boca – a Te… ti.
- ¡Podría ser ella! Si mañana vuelve a despertarte podré verla – dice
entusiasmada.
- Vale, pero ahora descansa pequeña.
Me da un beso y me abraza mientras cierra los ojos poco a poco.
Miro al techo, ahora aparecen estrellas… Una, dos, tres,… muchas,
infinitas.
En este mismo instante, mirando a las estrellas, las mismas que veré en la
arena, me doy cuenta de lo que pasaría si muriera allí. No volvería a ver a mi
familia, mi distrito, Teddy… tampoco soportaría la idea de ver morir a Clove y
espero que no quedemos los dos finalistas porque sería incapaz de matar a mi
pequeña Clove. Espero, aunque sea un pensamiento un poco egoísta, que alguien
lo haga por mí, por la noche, para que no pueda verla muerta.
Me doy cuenta de las ganas que tengo de torturar a los tributos del 12 por su
feliz amor. Tiene demasiada suerte. También quiero matar a todos los demás, en
la arena gritaré: ¡Dejádmelos todos a mí! Y disfrutaré clavando cuchillos,
lanzas, flechas en los distintos cuerpos. Dejaré alguien para Clove: se le ve
cara de necesitar desahogarse, de dejar escapar su furia como sea y
matar a los tributos es la mejor solución.
También tengo ganas de matar a mis estilistas por el daño que me hace al
“ponerme guapo”.
Clove me saca de mis pensamientos:
- Bésame Cato, por favor – lo hago y me quedo abrazado aún más a ella.
Cierro los ojos y veo a Teddy.
Sueño con ella, con sus caricias. De repente una luz nos invade en un
precioso día de picnic. Abro los ojos y veo a la mujer avox. Miro a Clove que
está dormida. Hago ademán de despertarla pero la mujer avox se pone el dedo en
los labios para decirme que no la moleste. Después se va.
Clove se despierta y me hace un montón de preguntas sobre ella. La callo
con un beso y cuando me separo de ella lo único que le digo es: “No”.
Clove se levanta y se viste. Juntos vamos al comedor y vemos a nuestros
mentores. Enobaria lleva un vestido muy ajustado con mucho escote y Brutos va
de negro, carbón.
Desayunamos silenciosamente, se sientan los estilistas y yo les miro
desafiante. De pronto, llega Lucius:
- Chicos, dejad el desayuno, iros a vestir con vuestros mejores trajes,
Snow quiere veros.
¿Snow? ¿El presidente Snow? Uno de los hombres más importantes de Panem,
nuestro “salvador”, el mismísimo presidente Snow quiere verme, y a Clove,
claro.
- ¿Nos habremos metido en un lío? – me pregunta Clove.
- No, es que quiere ver a los futuros ganadores de los Juegos. Ponte el
traje azul, estás preciosa con él – le guiño un ojo.
Llegamos al despacho de Snow muy elegantes, sobre todo yo, con mi traje
negro.
- Hola chicos, sentaos –nos dice Snow.
- Buenos días, presidente Snow – contesto mientras Clove sigue callada, le
doy un codazo y habla.
- Ho...Ho…Hola – susurra.
-¡Qué chica más tímida! – se ríe Snow – Bueno, al grano, os necesito –
contesta.
- ¿Para qué?
- Necesito que ganéis los Juegos.
- ¿Por qué?
- Porque si no podrían pasar cosas terribles.
- ¿Cómo cuales? – me atrevo a preguntar.
- Como… la perdida de todo.
- No le entiendo.
- Tú tranquilo, Cato, tú solo gana y después hablaremos, ¡Hasta luego, mis
queridos tributos!
- Un honor, presidente – le digo dándole un apretón de manos.
- Hasta… hasta luego – contesta Clove.
No me creo lo que ha pasado. Snow nos necesita para que no se desmorone el
Capitolio. Nos necesita para matar tributos… me necesita. Intento
encontrarle un sentido a todo esto.
- Cato… no quiero morir – dice Clove.
- No lo permitiré.
-¿Seguro?
- Lo juro por lo más importante que me ha pasado en la vida, lo juro por
ti. – no sé porque pero me siento como si le estuviera mintiendo, pero no
encuentro el motivo, pero creo que es porque no es lo más importante para mí.
Me besa y este beso me hace olvidarme de esa inseguridad. Me da fuerza y me
veo capaz de cualquier cosa. Incluso de cumplir la misión de Snow. Capaz de
matar a esa “chica en llamas”.
Vamos a mi habitación y me tumbó con Clove. Cuando noto que está dormida,
voy a ver a Lucius. Le enseño diez tacos de billetes:
-¿Y esto? – me pregunta.
- Para que construyas una casa en el Distrito 2, para una chica llamada
Teddy, una casa pequeñita, de montaña… - empiezo a describirla – por favor.
- Haré lo que pueda, pero no te prometo nada.
- Por favor…
CAPÍTULO 12: LOS
ENTRENAMIENTOS. CLASIFICACIÓN DE MUERTES.
- Le mataría, Cato, le mataría en mil
pedazos - dice Clove mientras prepara una tostada.
- ¿A quién?- respondo - ¿A los demás
tributos?
- No, a Snow, él trajo a mi madre aquí y le
corto su preciosa lengua roja, condenándola a servir al Capitolio. Le detesto,
le odio...
De repente aparece Lucius en el comedor.
- ¡Lucius! - grito dirigiéndome a él.
- ¿Qué ocurre Cato? - responde.
- ¿Cómo va el "pequeño favor"
que te pedí? - pregunto refiriéndome a la construcción de una casita para
Teddy.
- Va, que no es poco, creo que podré
hacerlo con la ayuda de algunos amigos, pero no te aseguro nada.
- Se me olvidaba, que sea de color rosa,
rosa... medio fuscia, mejor fuscia, más bonito, le gustará mucho más.
- ¿Eso es todo?, ¡Caramba Cato, pareces un
niño pequeño pidiendo un juguete! Céntrate en los Juegos y déjate de bobadas
como esta... Como te oiga Brutus…- responde.
No contesto. Lucius tiene razón, parezco
un crío.
- ¿Que tal Clove? - pregunta Lucius a
Clove
- Bien... pensando en tácticas para matar
- contesta ella.
- ¡Eso está bien! Yo voto por torturar
tributos - añado yo.
- ¡Tu votas por construir casa rosas! -
responde Clove riéndose.
- ¡No, no, ¡casas rosas no!, ¡fuscias! -
dice Lucius y se ríen los dos de mi.
Doy un golpe en la mesa y cabreado por las
burlas me voy a mi cuarto. Una vez allí tiro las rosas que hay sobre la mesa
expresando así mi rabia. De repente la famosa avox de esta mañana entra en mi
habitación.
- ¿Qué quieres? ¡Fuera! - grito.
No me hace caso, así que decido hacerlo.
La avox esta tumbada en el suelo con las
marcas de mis manos en su mejilla.
- ¡He dicho que te vayas!
Me obedece y se va. No quiero pensar en
ello, pero la avox se parece a Clove. Igual era su madre... ¡Bah! Seguro que
no. Si fuera su madre estaría con ella no conmigo.
De repente entra Lucius.
- Cato vístete los entrenamientos van a
empezar
Clove está fuera mirándome. Me quito la
camiseta y los pantalones y me pongo la ropa que hay en mi armario, un armario
bastante pequeño en el que las prendas están agrupadas en conjuntos
etiquetadas.
Bajamos en ascensor hasta llegar a una
sala gigantesca con muchísimas armas y utensilios diferentes. Nos encontramos
con Brutus:
- Aliaros con los del Distrito 1. Son
bastante buenos - nos dice.
- Yo no quiero aliados - contesto.
- No es cuestión de querer o no querer, es
cuestión de necesitar y no necesitar - responde.
- Yo no necesito... - me callo al entrar
en la sala, llegamos casi los últimos.
Hay una señora en el centro, la típica que
nos cuenta las normas, a las cuales no atiendo, me dedico a mirar a los
tributos del Distrito 1, la chica es guapa, rubia, con el pelo recogido en dos
trenzas y un maravilloso cuerpo, el chico es moreno, un poco feo, ¡Tiene cara
de mono!
Sin darme cuenta la chica rubia me está
mirando y cuando la miro sonríe. La mujer acaba de decirnos las normas y yo me
acerco a la chica del Distrito 1, ignorando a Clove.
- ¿Sabes?... tienes una sonrisa preciosa
para morder a los tributos en el cuello y quitarles la vida, sencillamente
espectacular - le digo.
Después miro al chico, me río de él y me
voy. Mientras me alejo veo que Clove no me sigue, se ha quedado hablando con
ellos, vuelvo hacia donde ellos están.
- ¡Vamos Clove!
- Cato, los tributos del Distrito 1 y del
Distrito 2 nos hemos aliado, debemos buscar a gente fuerte.
Practicamos algunas pruebas, observando a
los patéticos del Distrito 12. De repente me fijo en alguien, el chico del
Distrito 11, parece muy fuerte. Voy a coger un cuchillo para matar lo que
parecen ser maniquís. Cuando ya he matado a varios dejo el cuchillo y me ato el
zapato, vuelvo a cogerlo pero este no está.
Veo a un chico delante mío, le empujo y le
grito:
- ¿Dónde está mi cuchillo?
- No, no lo sé - contesta.
Un vigilante nos separa.
- ¡Ten cuidado en la arena!, ¡pienso
matarte! - le grito.
La chica del Distrito 12 se ríe y me
entran unas ganas enormes de darle un puñetazo en la boca que casi no me puedo
contener.
De pronto el chico del 12 coge una de esas
bolas pesadas y las tira contra las lanza. Penoso, eso lo hago yo con los ojos
cerrados. Pero a Clove le impresiona, no sé por qué. La chica del 11 es
pequeña pero salta muchísimo, la mataré la segunda. Al chico del 6
le dejaré para el tercer puesto, en la clasificación de muertes. Al cojo para
el cuarto. De repente miro a la chica del 12, ella será mi principal objetivo.
Cato, "vas a ganar estos juegos", me digo.
Los entrenamientos acaban y mientras yo
establecía mi clasificación de muertes a Clove a conseguido a bastantes
aliados, entre ellos al chico del 12, el cual ha aceptado por miedo a morir el
primero. Esta vez los profesionales van a ser más sangrientos que nunca.
CAPÍTULO 13: EL GRUPO DE LOS PROFESIONALES ESTÁ CREADO
Y LISTO
Me despierto con ganas ya han pasado
varios días de entrenamientos y hoy debemos hacer una prueba, realmente solo se
trata de demostrar nuestra fuerza, pero yo quiero ir más allá quiero demostrar
a los vigilantes que yo voy a ganar los Juegos del Hambre. Desayuno con Clove
que no está muy habladora hoy.
- ¿Qué piensas hacer? - la pregunto.
- Supongo que tirare algunos cuchillos o
flechas, ¿tu? - responde dudosa.
- Yo iré más allá, no sé cómo pero lo
haré. Con los cuchillos eres muy buena Clove - le contesto.
Ella no responde. Se calla y se dedica a comer los pocos cereales que le quedan
en el plato. Acabamos de desayunar y cada uno de dirige a su habitación. Entro
en la mía y veo un traje colocado encima de la cama con un cartel en el que
pone "Evaluación", me pongo ese traje y cuando acabo me miro en el
espejo. Veo al futuro ganador de los Juegos, le veo, soy yo.
Clove y yo, acompañados de Brutus bajamos
a la sala de entrenamiento. Somos los segundos y yo entrare antes que Clove ya
que es por orden alfabético.
Pasa Glimmer y sale sonriendo, es
guapísima. Seguro que saca más de un 8. Después llaman al payaso de Marvel, el
cuál sale serio, no sacará más de un 7.
- Distrito 2, Cato - dicen en la
megafonía. Es mi turno.
Cuando entro todos me están mirando, veo un montón de cosas. Cojo cuerdas y ato
en ellas unas manzanas que hay en la simulación del bosque. Las cuelgo del
techo trepando, todos me miran, nadie aparta la mirada. Cuanto acabo de colocar
unas 20 manzanas bajo. Cojo cuchillos y los tiro dejando caer las manzanas al
suelo, estas forman la palabra: "SNOW" Y con la espada hago marcas en
un maniquí poniendo: "D12". Acabo mi exhibición y todos aplauden,
hago una reverencia y me voy.
Pasan unos minutos hasta que llaman a Clove:
- Distrito 2, Clove.
Yo me voy de allí esperándola en su
habitación, cuando sube la pregunto:
- ¿Que tal ha ido?, ¿Que has hecho? - la
pregunto.
- Genial, he demostrado de que soy capaz,
ha sido espectacular, ¿Tú que has hecho? - me pregunta.
- Un homenaje a Snow, tengo el 11
garantizado-
- ¿Que... Que has hecho? ¿Un homenaje a
Snow? ¡Tú estás loco!- me dice mientras sale de la habitación y se encierra en
el baño.
Cenamos todos juntos mientras en la televisión, Caesar se dispone a dar las
puntuaciones de "La Evaluación".
- Marvel del Distrito 1, tiene una
puntuación de 9 - No se la merece.
- Glimmer del Distrito 1, tiene una
puntuación de 8 - Merecía más.
- Cato del Distrito 2, tiene una
puntuación de... - 11, pienso - 10 - No estoy de acuerdo pero de momento es la
mejor puntuación.
- Clove del Distrito 2, tiene una
puntuación de... - la cojo de la mano y la digo al oído "tendrás un
9" - 10.
No me creo que haya sacado tanta nota. De
momento nada me sorprende tendremos que ir a por Thresh parece fuerte. Todos
nos felicitan ya que somos los que más puntuación hemos conseguido.
De repente las puntuaciones del Distrito
12 suenan y todos nos quedamos con la boca abierta. "¿Katniss Everdeen
11?" pienso "¡Es imposible!".
Me voy enfadado a la cama y me acuesto.
Clove aparece me da un beso y se va. Consigo dormirme después de pensar las mil
formas con las que mataré a Katniss Everdeen, "La famosa e imbécil chica
en llamas".
Me despierto por la mañana y mientras desayuno Brutus nos da unos consejos de
cómo hablar en las entrevistas.
- Cato, se fuerte, hazte el duro - me dice
- Clove, hazte la dulce pero con genio.
- Tranquilo Brutus, todos nos adoran -
respondo.
- Afiliaros con el chico del Distrito 12,
puede serviros de gran ayuda para matar a "La chica en llamas"- dice
Enorbaria.
Por una vez estoy de acuerdo.
Sobre mi cama esta un traje azul, casi
igual al que lleve en la cosecha, mi traje azul oscuro, mi favorito. Con un
cartel en el que pone "Entrevistas". Me ducha rapidamante y me hecho
una serie de cremas para el pelo. Después de mejorar mi cuerpo mis estilistas
me arreglan aun más, estoy genial.
Nos colocamos en una fila y desde la tercera posición visualizo al chico del
Distrito 12.
Glimmer y Marvel suben y después Clove, la
cuál explica a Caesar sus tacticas para matar.
Me toca a mi.
- Del fabuloso Distrito 2, el duro,
fuerte, ingenioso... ¡Cato!
Salgo saludando a todo el mundo, todos
gritan mi nombre y aplauden.
- Hola Cato, te vemos muy unido a Clove,
dime... ¿tenéis alguna táctica?- me pregunta Caesar.
- Si Caesar tenemos muchas técnicas sobre
todo contra Katniss Everdeen.
- Parece que los profesionales de este año
empiezan fuerte, te noto un poco enfadado, ¿Es impotencia?
- Sí, estoy deseando entrar en la arena y
matar, estos juegos son mis juegos - todos gritan a mi favor.
- Me alegro si estas así de seguro, lo
conseguirás, cuéntame... ¿Cómo es eso de representar a tu distrito?
- Es un honor respresentar a mi Distrito.
- Eres un luchador, Cato.
- Estoy preparado, ansioso, deseando salir
ahí.
- Este es Cato, ¡Del Distrito 2!.
Bajo las escaleras y agarro al chico del Distrito 12 por la manga, le dirijo a
un rincón y le digo:
- Tu y los profesionales vamos a estar
aliados, ¿vale? - le digo.
- Bu... Bue.... Buen.... Bueno vale -
consigue decir, el muy débil. Le suelto y se va. El grupo de los profesionales
esta creado.
CAPÍTULO 14: QUE
COMIENCEN LOS SEPTUAGÉSIMO CUARTOS JUEGOS DEL HAMBRE
Oigo "Tres, dos, uno..." y abro
los ojos. Salgo corriendo hacia la Cornucopia matando a algunos tributos. Cojo
todas las armas que puedo y comienzo a luchar. Ningún tributo opone verdadera
resistencia lo cual hace que caigan incluso demasiado rápido para mi gusto. Me
giro buscando a alguno de mis compañeros del grupo de profesionales. De pronto
veo a Clove matando a una chica. No sé porqué pero me viene a la cabeza la
imagen de Teddy. ¿Clove matando a Teddy?
- ¡NO! - grito sin pensarlo. La idea de
perder a Teddy me atormenta.
Glimmer se me acerca:
- ¿Te gusta esa tributo? - dice riéndose
descaradamente.
Me limito a mirarla con indiferencia y me
alejo para seguir con mi tarea. De repente la veo. Maldita chica en llamas. la
veo huyendo, sola.
"No vas a durar mucho, así que
disfruta mientras puedas".
Doy la espalda a Katniss Everdeen y vuelvo
con mis compañeros y, juntos terminamos con los pocos tributos que quedan en
pie.
Tras el sonido del cañonazo del tributo al
que acabo de matar, levanto la cabeza en busca de mi siguiente víctima, pero ya
no quedamos más que los profesionales. Alzó la vista al cielo. El sol está ya
en un punto muy bajo lo que me indica que está a punto de ponerse. Me reúno con
mis compañeros que han acuñado una gran cantidad de provisiones y armas. Me
siento al lado de Clove que está limpiando la sangre de uno de sus cuchillos.
Esto junto con su cara manchada de sangre le da un aspecto de fiereza pero a la
vez me encanta. Vuelve a mi mente la imagen de Clove apuñalando a Teddy. Me
estremezco.
Glimmer abre una de las mochilas que
estaba en el centro de la Cornucopia, por lo tanto una de las más suculentas.
Empieza a sacar cerillas, cables, sacos de dormir... Por fin comienza a sacar
comida. Galletas, pan que aun conserva el calor del horno, fruta...
- Parece que no vamos a pasar hambre -
dice Marvel con una sonrisa socarrona.
A veces desearía pegarle un puñetazo, en
serio. No es capaz de ver que en cualquier momento pueden girar las tornas. En
sus cinco años de entrenamiento no ha aprendido la lección más importante de
todas: no subestimar al rival.
- Callate estúpido - le digo y es lo más
suave que podía llegar a decirle.
Repartimos los turnos de guardia. A mi me
toca el primero pero no creo que pueda dormir de todas maneras. De la única que
me fió en realidad es de Clove. Los demás caen dormidos enseguida. Me pongo en
pie e investigo la Cornuccopia en busca de algo que se nos hubiese pasado pero
está limpia. Sopeso nuestras opciones. La prioridad ahora mismo es encontrar
agua.
Pronto empieza a sonar el himno del
Capitolio y con él aparecen en el cielo los nombres y la foto de los tributos
caídos. Uno... dos... tres... así hasta once tributos. Algo es algo. Quedamos
casi la mitad.
Miro hacia el bosque y de repente veo una
figura. Se trata de un tributo. Saco el cuchillo y despierto a todos para que
vean como le mato.
- ¡Marvel! Soy yo, Peeta. Ya he llegado -
grita el tributo desde la distancia. A medida que se acerca le reconozco: es el
tributo del 12.
- Peeta es ahora nuestro aliado - dice
Marvel.
Cada vez mi odio hacia él va aumentando.
¿Quién le ha dado el derecho de decidir quien es nuestro aliado? Ahora el estúpido
enamorado es de los nuestros, suena absurdo ¿verdad? Lo es.
Como ninguno logra dormir, decidimos ir a
matar tributos. El maldito chico del pan abre la boca, otra vez.
- Los tributos del 11 están separados. Me
ha parecido ver una hoguera y no tengo ni idea de dónde está Katniss - dice
sonriendo.
- Y eso te alegra, ¿verdad? Pues que sepas
que tu estúpida novia va a morir esta misma noche - digo escupiendo las
palabras -. ¿Por qué sonríes? Te ríes de nosotros - digo sacando el cuchillo.
- ¡Cato! Déjale - grita Clove.
- ¡Oh vamos! Un profesional como tú no se
habrá creído ese cuento para niños. No es mi novia y ni mucho menos estoy
enamorado - dice Peeta.
- ¿Mentir al Capitolio? Eres más tonto de
lo que pensaba - digo con un tono burlón.
Comenzamos a caminar por el bosque.
Glimmer y Marvel van juntos y yo aprovecho para hablar con Clove.
- ¿Qué tal estás preciosa? - le digo
sonriendo.
- He estado mejor, no me gustan los
Juegos.
- ¡Pero sí son geniales! Puedes matar
tributos, disfrutar torturándoles, ¿a quién no le gusta eso? - replico con
cierto entusiasmo.
- Cato, eres único - dice riéndose.
- Atenta, dentro de poco estaremos matando
tributos.
Vemos una hoguera y nos acercamos a ella
silenciosamente. Se trata de una chica, la del 3.
- Yo la mataré - susurro, pero justo antes
de hacerlo, el imbécil del 12 se me adelanta. La chica pega un grito y se oye
un cañonazo.
- La próxima vez, te mataré a ti primero -
digo dirigiéndome a Peeta.
Tras buscar más tributos sin éxito, nos
dirigimos a la Cornucopia para descansar.
CAPÍTULO 15: LAS COSAS
NO SIEMPRE SON LO QUE PARECEN
Me levanto temprano, con los primeros
rayos de Sol. Desde pequeño me habían acostumbrado a dormir poco, pero nunca
había dormido tan poco, aunque no estoy cansado. Me pongo de pie y veo una
figura me froto los ojos y veo a Teddy, "no puede ser" pienso. Me
froto más los ojos y veo que es Glimmer. Me acerco a ella.
- Hola - digo sonriendo.
- Hola - responde - ¿No estás cansado? has
dormido apenas 30 minutos.
- No, ¿y tú? - contesto.
- Desde que tenía trece años no duermo-
responde y alza la mirada lo cual hace que la luz del sol le dé un color rubio
precioso a su pelo.
- ¿Puedo preguntarte por qué?-
- Si no estuviéramos aquí no te lo diría,
como vas a ser la última que me pregunte pues - hace una pausa para resoplar y
sigue - Desde que nací mi madre tuvo que trabajar muchísimo para conseguir algo
de dinero. Mi padre me inscribió en la academia de profesionales cuatro años
antes de empezarla. Mi padre era un holgazán y un borracho que cambio mi vida
por una ronda más. Mi madre mientras tanto se mataba a trabajar para conseguir
dinero, dinero que posteriormente él se gastaba en bebida. Cuando yo
tenía diez años despidieron a mi madre y ella comenzó a robar para conseguir
algo de dinero. A los trece años una noche los agentes de la paz pillaron a mi
madre robando y la mataron en el acto. Desde entonces no duermo y menos aquí.
- ¿No estás cansada? - Pregunto.
- ¿Cansada de que Cato? - responde -
¿Cansada del Capitolio? ¿Cansada de que nos vean como maquinas de matar? - hace
una pausa y sigue - Sí, estoy muy cansada. Hacen creer a los Distritos que
nosotros somos los malos, los depredadores, cuando en realidad son ellos los
que nos controlan.
- Yo adoro esto, es magnífico, el Capitolio,
los Juegos todo... - respondo con un aire de superioridad - Me asombra su
inteligencia, poder estar aquí es un sueño Glimmer, poder matar por fin,
viviría en unos Juegos constantes y sería feliz.
- Estas loco Cato, esto es una tortura,
una cárcel.
- Yo no lo veo así, el presidente Snow es
mi ídolo.
De repente se me ocurre una idea, una idea
buenísima para poder acabar por fin con la maldita chica en llamas.
- Glimmer, ¿por qué no conseguimos un
rehén para guardar las provisiones? - pregunto.
- ¿Un rehén? ¿Quién?.
- El chico del Distrito 3 parecía fuerte,
podríamos capturarle y amenazarle.
- Me parece bien, yo creo que le vi
huyendo hacia el lago no creo que este muy lejos.
Glimmer y yo caminamos unos pocos metros
hacia el lago y Glimmer estaba en lo cierto, en la copa de un árbol se
encontraba el chico durmiendo. Le hago señas a Glimmer de que yo muevo el árbol
y ella mientras lo coge. Comienzo a mover el árbol el chico se despierta pero
es tarde para sujetarse, así que pierde el equilibrio y se cae. Glimmer lo
coge.
- Glimmer te dejo matarle - le digo
riéndome.
- ¡No! Por favor, ¡No! - grita el chico -
¡Haré lo que sea!
- Um... Igual podrías hacernos un
favor... - contesta Glimmer.
- ¡Sí! - grita el chico asustado.
- Como no me se tu nombre ni tengo
intención de saberlo a partir de ahora te llamare D3 y te encargaras de
proteger a muerte nuestras provisiones o si no... Tu bonita hermana Susan
sufrirá las consecuencias- respondo.
- Por supuesto- responde D3 temblando.
Los tres nos dirigimos a la Cornucopia,
Glimmer no me ha preguntado el cómo sabía lo de su hermana... Antes de los
Juegos me repase la vida de cada tributo, es una buena estrategia. Llegamos a
la Cornucopia y despertamos a los demás, les contamos nuestro plan de busca y
captura contra Katniss y nos dirigimos a preparar las armas.
Ponemos unos cuentos explosivos alrededor
de la Cornucopia y dejamos a D3 protegiéndolos. Clove, Peeta, Glimmer, el estúpido
Marvel y yo salimos a buscar a Katniss. Tras unos 40 minutos caminando sin
haberla visto decidimos volver a la Cornucopia. de repente, D3 no está.
- ¿Dónde está D3? - grito furioso.
- ¡No está! Era obvio, habrá cogido
algunas provisiones y se habrá ido - responde el chico del pan - Vaya plan el
tuyo...
Me cabreo muchísimo, no pienso permitir
que este imbécil me hable así.
- Por lo menos el ha propuesto un plan -
responde Glimmer.
- Peeta, igual te encuentras con tu novia
antes de lo que imaginabas... - Saco un cuchillo pero el permanece impasible,
mirándome directamente a los ojos. Levanto la mano pero Clove me detiene.
- Déjalo - me susurra al odio - Es nuestra
mejor baza para encontrarla.
La sonrió y me guardo el arma, no sin
antes dirigirle una mirada de desprecio al maldito chico del pan.
Mientras caminamos hacia dónde se encuentran nuestras provisiones aparece D3.
- ¡Mirad lo que he encontrado! - grita
enseñándonos un puñado de Jaulas de noche.
- Nos vendrán genial pero no vuelvas a
desaparecer - grita Marvel riéndose. Que estúpido, pienso.
Pasamos la noche en la Cornucopia
durmiendo, estamos un poco cansados aunque como siempre, Glimmer esta
despierta. De repente la imagen de Teddy llega a mi mente, ¿Que estará
haciendo? ¿Estará viendo los Juegos? Seguro que no. Los odia. ¿Estará viendo
las mismas estrellas que yo?
Me despierto con los primeros rayos del sol
y miro a mi alrededor. Nada parece haber cambiado, pero no me fio. No ha muerto
nadie desde ayer, los vigilantes no pueden permitirse que la gente se aburra,
algo estarán preparando...
- Es mejor movernos- digo en tono alto
para que Marvel se despierte. Comienzo a contarles mis sospechas sobre los
vigilantes.
Acordamos ponernos en marcha para intentar
adelantas ese espectáculo. No nos conviene que los vigilantes monten alguna, ni
a nosotros, ni a nadie. Si podemos adelantarnos y matar a alguien, sería
perfecto.
Comenzamos a andar en sentido contrario al
que tomamos ayer. Subimos por la colina en silencio para no espantar a ningún
tributo, pero no hay nadie a quién asustar. De pronto oímos el crepitar de las
llamas y sé que ha empezado. Si seguimos el "desastre" encontraremos
a alguien. Caminamos unos metros más y...
¡Bingo!. Ahí está, la chica en llamas.
Corremos para poder cogerla sin que le dé
tiempo a reaccionar pero nos ve y comienza a correr.
- No corras, señorita Everdeen- grito con
alegría.
- Eres nuestra - dice Clove riéndose.
La veo escalando un árbol. Glimmer intenta
darle con las flechas pero la puntería no es lo suyo. Nunca he escalado pero
para todo hay una primera vez, ¿no?. Pronto descubro que trepar con una espada
no es sencillo. Caigo.
- Dejémosla - dice Peeta. Voy a replicarle
que no va a tener ninguna forma de salvar a su querida Katniss Everdeen pero
dice - tendrá que bajar o se morirá de hambre.
Por una vez tiene razón, así que seguimos
su plan. Acampamos a los pies del árbol. Clove y Marvel deciden recorrer la
zona para asegurarnos de que no hay peligro. El chico del pan se duerme
enseguida.
- Glimmer, deberías intentar dormir - le
digo - Ven, siéntate a mi lado - Ella viene y se acomoda. - ¿Has visto las
estrellas?, son preciosas, ¿verdad?
- Sí, sí que lo son.
- Igual deberías dormir aunque sea un
rato, solo por ella, por tu madre, una de esas estrellas es ella y le
encantaría que durmieses en una de tus posibles últimas noches- Glimmer me hace
caso, los dos nos tumbamos y nos quedamos dormidos.
Me despierto entre gritos y lo primero que
noto es dolor, ¿Que está pasando? Noto pequeñas punzadas por todas partes. De
pronto caigo, Rastrevíspulas. Intento huir tan rápido como puedo, pero lo veo,
el maldito chico del pan está ayudando a huir a la chica en llamas. Con toda mi
rabia acumulada cojo la espada y le pego un tajo pero el dolor de las picaduras
hace que falle y le dé en la pierna. En este momento me da igual, no creo que
logre aguantar mucho. Le miro con desprecio y, tambaleante, sigo a mis
compañeros.
CAPÍTULO 1: NUESTRA
PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR
Iba corriendo. Otra vez que llegaba tarde.
Seguro que llegaba tarde. Seguro que Teddy está furiosa conmigo. Si no me
hubiese quedado dormido…
Cuando llego a la alambrada ni siquiera me
molesto en mirar si está electrificada, sé que nunca lo está. Nunca la conectan
aunque se supone que siempre lo está. En caso de que nos atacasen tampoco
pasaría nada, aunque la alambrada no estuviese conectada. Nuestro distrito es
fuerte. En él se forman los agentes de la paz. Una vez terminan la instrucción
los envían directamente al Capitolio, donde recibirán ordenes del mismísimo
Presidente Snow.
Sumido en estos pensamientos llego al
claro del bosque donde hemos quedado. Oigo un ruido a mi espalda.
- ¿¿¿Teddy??? – digo mientras doy una
vuelta completa sobre mí mismo.
Cuando vuelvo a mi posición original, veo
una figura delante de mí.
- Buuh – dice.
- Teddy… Siento llegar tarde es que… -
digo buscando una escusa.
- Déjalo, Cato. Los dos sabemos que se te
pegaron las sábanas. No te preocupes – dice con su habitual sonrisa.
Teddy tiene mi edad, 10 años, pero es muy
distinta a mí. Tiene el pelo castaño y ondulado, sus ojos son preciosos, son de
un azul tan parecido al del mar que podrías sumergirte en ellos si la miras
fijamente.
Nos vamos del claro y nos dirigimos a una
pequeña cala que hay entre los árboles. Aunque nuestro distrito está al lado
del mar, nuestra cala no se encuentra en la playa. Está en un manantial. Es
especial para nosotros porque nadie más la conoce.
Empezamos a hablar de temas triviales,
como el colegio, hasta que poco a poco, llegamos a un tema espinoso: la Cosecha
y los entrenamientos de los profesionales. Aunque nos quedan dos años para
ambas cosas, yo deseaba tanto ser un joven guerrero, que esos dos años se me
iban a hacer eternos.
- Cuando sea mayor y esté entrenado,
ganaré los juegos del hambre por ti – incito – y cuando regrese a casa,
viviremos en la aldea de los vencedores, los avox nos servirán, seremos
felices, Teddy, felices.
- Yo no estoy tan segura de que quiera
vivir esa vida – dice Teddy – no quiero tener que trabajar para el Capitolio y
si ganas los juegos del hambre te convertiras en un agente de la paz Cato y yo
no quiero eso.
- No te preocupes, - le digo – todo será
como ahora solo que seremos más felices todavía – la abrazo y la beso para
tranquilizarla.
Pero no sabía lo lejos que estaba de la
realidad. De lo que me esperaba dentro de siete años.
CAPÍTULO 2: SIN
DISTRACCIONES, YA NO HAY VUELTA ATRÁS
- ¡Hola! – digo entusiasmado al ver a
Teddy, pero ella baja la cabeza y se va corriendo.
Me quedo sentando, un rato, sin saber que
pasa. Decido ir a su casa y preguntárselo. Trepo hasta llegar a su habitación.
La veo llorar y noto como si una parte de mí supiera lo que pasa y la otra no.
De pronto se gira y me ve. Se seca las lágrimas y cuidadosamente abre la
ventana.
- ¿Qué quieres? – me pregunta.
- Bueno… quiero saber… ¿qué te pasa? – le
digo y noto que baja la cabeza.
- No puedo Cato, no puedo – me dice, pero
yo no entiendo nada.
- ¿No puedes el qué? – respondo.
- Ya somos mayores Cato – me dice – dentro
de nada empezarás los entrenamientos, no puedo seguir distrayéndote, tienes que
centrarte en seguir luchando.
Hago el gesto de ir a abrazarla pero ella
cierra la venta y se mete en su habitación. Yo me voy, hago que no ha pasado
nada. Pero mi furia se desata de repente, en mi habitación, lloro. Sube mi
padre y me pregunta qué hago, me oye llorar.
- ¡Un profesional nunca llora! – me dice y
me da una torta.
Caigo al suelo y oigo él como mi padre
abandona mi habitación. Pienso rápido y actúo. Cojo una mochila, con
provisiones y me escapo.
Voy a casa de Teddy, entro en su
habitación y le pido quedarme allí un día por lo menos, ella accede. Más tarde
cuando estamos metidos en la diminuta cama de Teddy le cuento lo ocurrido:
- Es por mi padre Teddy, lo ha vuelto a
hacer – digo llorando.
- No te preocupes Cato dentro de poco se
acabará – me consuela.
Sé que no, que nada va a hacer cambiar a
mi padre. Nos quedamos solos en su casa, sus padres no están así que ella puede
hacer lo que quiera. Cierro los ojos y me quedo dormido, abrazándola.
De repente oigo una voz:
- Despierta Cato, ¡los entrenamientos! –
reconozco la voz de Teddy y abro los ojos.
Rápidamente me levanto, me pongo mi ropa
deportiva favorita, la beso y le digo:
- Puede que seas mi distracción, pero eres
la distracción más bonita que conozco – la beso y me voy corriendo.
Ella me sonríe mientras su delicada mano
me dice:
“Hasta pronto, Cato”.
CAPÍTULO 3: LOS
ENTRENAMIENTOS
Cuando llego al Centro de Entrenamientos
me junto con los de mi edad. Me alegra ver que no soy el último en llegar
porque cinco minutos después de entrar yo, entran otros dos chicos y una chica.
De repente, un hombre de unos 30 años se
acerca a nosotros y cuando empieza a hablar, los demás nos callamos, más que
por respeto, por miedo; ya que somos los más pequeños.
Se presenta, nos dice que se llama Rock y
que será nuestro entrenador durante los años que entrenemos. Nos dice que
primero pasará lista, después nos enseñará el Centro y por último, empezaremos
a entrenar.
Empieza a pasar lista y me doy cuenta de
que no conozco a ninguno de mis compañeros.
“Es normal” – me digo -. “He pasado mucho
tiempo con Teddy y solo he estado con la gente de mi edad en clase y ni
siquiera les prestaba atención”.
- Cato – dice.
- Estoy aquí – digo saliendo de mis
pensamientos.
- Clove.
- Aquí – dice una chica más bien bajita.
Me doy cuenta de que es la chica que entró después de mí.
Rock sigue pasando lista y yo me doy
cuenta de que Clove no aparta la mirada de mí en ningún momento. Cuando me
vuelvo hacia ella, Clove aparta la mirada, y hace como si nada.
Rock nos enseña el Centro y cuando
llegamos a la zona delimitada para los mayores, me quedo fascinado viendo como
entrenan. ¡Cómo me gustaría saber luchar así!
“Dentro de unos años” – me prometo a mí
mismo – “seré igual que ellos”.
- Bueno chicos – dice Rock – ahora quiero
ver que es lo que se os da bien. Os iré llamando uno a uno y realizareis varias
pruebas con distintas armas. La que mejor se os dé será la que utilizaréis de
ahora en adelante aunque también practicaréis con las demás.
Poco a poco, Rock va evaluando las
habilidades de cada uno y cuando me quiero dar cuenta me llama. Primero me pide
que coja el arco, pero después de 20 flechas, solo una ha impactado en el
muñeco de entrenamiento. Rock me dice que no pasa nada, que pasemos a las
lanzas. Me acerco al puesto de lanzas y compruebo que, igual que con el arco,
mi puntería no es muy buena. Cuando paso al lanzamiento de cuchillos al igual
que en las anteriores pruebas, mi puntería deja que desear. Probamos otras diez
armas y ninguna me sirve.
- Bueno, Cato, no te preocupes aun quedan
las espadas y un par de armas más. Seguro que alguna es perfecta para ti – me
dice Rock.
Cuando cojo la espada me coloco en la
plataforma, Rock aprieta un botón y empiezan a salir muñecos de entrenamiento y
a moverse a mi alrededor. Respiro hondo y me lanzo. Decapito a uno, le corto
los brazos a otro. Así continuamente hasta que Rock me indica que pare. Y
aplaudiendo, me dice:
- ¡Impresionante!¡Muy bien! ¿Ves? Te dije
que encontraríamos tu arma perfecta.
Me siento con mis compañeros, que me
felicitan. Rock llama a Clove. Cuando comienza a lanzar cuchillos, todos
contenemos la respiración. De 50 cuchillos que tira, todos impactan en los
muñecos y todos en el corazón. Rock felicita a Clove y sigue llamando a los
demás.
Cuando terminamos nos dice que nos vayamos
a duchar y que nos espera mañana a las ocho para seguir entrenando.
Nada más término de ducharme salgo
corriendo para contarle todo a Teddy pero cuando voy a salir por la puerta, me
choco con alguien. Cuando me levanto me doy cuenta de que es mi padre.
- Veo que estás muy emocionado, Cato. ¿Qué
tal el día? – me dice.
Me olvido de la discusión que hemos tenido
anoche y le cuento todo lo que he hecho.
- ¿Con qué la espada? Un arma interesante.
Guarda silencio y yo no sé qué decir.
Cuando voy a abrir la boca, me dice:
- Cato, prométeme que algún día te
presentarás voluntario en la cosecha. Quiero que tú ganes los Juegos del
Hambre, me da igual cuando, pero que los ganes – me dice y se queda mirándome
fijamente.
- Vale – respondo con un hilo de voz.
CAPÍTULO 4: EN EL
COMEDOR
Paso con Teddy una hora y vuelvo al Centro
de entrenamiento. Ella me dice que me acompaña la mitad del camino pero al
final me acompaña hasta la puerta y nos despedimos. Le prometo que iré a verla
siempre que pueda y ella me mira con la sonrisa de la que llevo enamorado desde
que tengo uso de razón. Teddy se pone de puntillas y me besa en la mejilla.
Luego me vuelve a sonreír y me susurra un <<Te quiero>> en la oreja.
Luego se va, dejándome con las palabras en la boca.
- Y yo a ti – susurro como si me pudiese
oír.
Entro y me encuentro a Rock. Él se me
acerca y me dice:
- Cato, te estaba buscando. Ya hemos
repartido las habitaciones y tu compañero ya está en ella. Es la número 42.
Me da una llave con el número 42 grabado
en números dorados. Acarició el relieve de los números preguntándome quién será
mi compañero. Decido ir averiguarlo. Subo a mi habitación, introduzco la llave
en la cerradura y entro.
La habitación es bastante lujosa y está
muy limpia y ordenada, poco tardaré en desordenarlo todo.
- Hola – me dice mi compañero.
- Hola – susurro yo.
- ¿Cómo te llamas?, pareces majo – me
dice.
- Cato – le digo y se me escapa una
sonrisa.
- Encantado, Cato. Yo soy Nille Stevenson.
No digo nada, me colocó en la cama que no
está ocupada por la maleta a medio deshacer de Nille y me dedico a deshacer la
mía. Al lado de mi cama hay una gran ventana. Me acerco a ella y se me
encoje el corazón: a través de ella, a lo lejos se ve el bosque y un poco más
lejos la cala. Nuestra cala.
Nos avisan por los altavoces de que la
cena estará lista en media hora y la voz de Rock nos recuerda a los de 12 años
que no se nos ocurra llevar un simple chándal ya que es una cena de gala o nos
hará dar 20 vueltas al campo en pleno invierno. La simple idea me sobrecoge.
Me ducho y me visto con mi mejor traje: el
negro.
Nille y yo bajamos al comedor. Está
dividido por edades. Voy a la zona de mi edad y veo que hay muy poca comida.
Miro a mi alrededor y voe que los demás casi no tiene comida.
- Debéis acostumbraros a no comer tanto –
dice Rock.
Empiezo a comer lo que parece carne y
acabo con más hambre de la que tenía antes de cenar. De repente aparecen las
chicas, me fijo en Clove, está guapísima. Lleva un vestido negro corto y
escotado. El pelo suelto y liso. Sonríe al verme y yo hago lo mismo. Acabo de
cenar, me voy a mi habitación y allí le escribo una carta a Teddy y mediante un
mensajero se la mando:
Te echo de menos,
preciosa.
Esto me gusta pero a la
vez es tan extraño…
CATO.
CAPÍTULO 5: LOS
PROFESIONALES NUNCA LLORAN
- Cato – me llama Rock.
- ¡Dime! – respondo.
- Hoy vendrá un grupo de jóvenes para ver
el estadio – hace una pausa para ver mi reacción ante lo que va a decir y
prosigue – y me gustaría que mi mejor alumno les hiciera una demostración de lo
que sabe hacer.
- ¿Yo? – estoy perplejo. En nuestro grupo
hay muchos profesionales ( ya nos podemos llamar así, porque hemos crecido y
entrenado duro durante estos años) que tiene mucha habilidad, pero de ahí a
decir que soy el mejor… aunque, bueno… soy el mejor, para que mentir.
- Claro, ¿de quién voy a estar hablando?
¿Lo harás?
- Por supuesto, cuenta conmigo, Rock –
respondo animando.
Os preguntareis por Clove y por Tedda, ¿o
era Teddy?
Con Clove he crecido y vivido estos
últimos cinco años, pero no nos hablamos, no nos miramos, ni siquiera cuando
Rock nos pone juntos para realizar algún ejercicio. Sencillamente, nos
ignoramos.
Teddy, bueno, ella, no la recuerdo muy
bien… deje de contestarle a las cartas y deje de ir a verla,… ¡tengo cosas más
importantes que hacer!
… pero ella tenía razón: lo arreglé con mi
padre y las cosas han cambiado, Cato ha cambiado.
Me prepara para la demostración. Veo que
el grupo de jóvenes se me acerca. Hago un circuito completo batiendo mi propio
record de tiempo y veo que Rock me sonríe. Pero yo no sonrío. Solo sonreiré en
el momento en el que el Presidente Snow coloque la corona de vencedor de los
Juegos sobre mi cabeza. Continuo lanzando cuchillos, tirando con el arco y
atravesando muñecos con todas las armas de las que dispongo. Pero el único
momento en el me siento realmente a gusto es cuando cojo una espada y empiezo a
decapitar muñecos. Veo que Rock me indica con la cabeza que deje de destrozar
muñecos de entrenamiento y pase a realizar el último circuito. Cuando dejo la
espada me da un poco de pena porque nunca me he sentido tan a gusto con otra
arma que no fuese la espada. Me coloco en la salida del circuito y empiezo.
Cuando voy por el final una de las pruebas me sale mal y veo que uno de los
niños, el más pequeño empieza a llorar. No sé por qué pero eso me sienta mal y
me acerco a él. Creo que Rock ve lo que voy a hacer, aunque aún no soy
consciente de ello, y viene también.
Le miro con cara de desprecio y le digo:
- Los profesionales nunca lloran – levanto
la mano para darle una bofetada pero Rock interviene y me para.
¿Por qué he hecho eso? Me siento idiota…
Salgo corriendo y subo a mi habitación.
Abro y cierro de un portazo. Me tiro sobre la cama y me esfuerzo por no llorar.
Nille me pregunta que me pasa tantas veces. Que pierdo la cuenta. No me deja en
paz hasta que se lo cuento.
De repente me doy cuenta de una cosa:
alguna vez he visto llorar a cada miembro de nuestro grupo, a todos… menos a
ella… a Clove… ella nunca llora.
De repente, viene a mi cabeza un día
de verano, una vez terminado un entrenamiento diario. Fue el primer año que
estuve en este Centro cuando ambos teníamos 12 años. Recuerdo dos helados y una
puesta de sol.
Intento recordar la conversación que
tuvimos… lo que me contó para explicarme él por qué nunca llora.
“Mi madre no está aquí para apoyarme.
Cuando yo tenía cinco añitos vi como ella subía a ese tren que la llevaría al
Capitolio. Quería ser estilista, aprender moda y vestir a los tributos. A los
dos días de estar allí, me mando una carta que decía:
Clove, te echo mucho de menos, hijo. He
visto una peineta preciosa que te quedaría genial, os echo tanto de menos.
Mamá.
Junto con esa carta me mandó la peineta.
Es lo único que recibí de ella. Pasaron unas dos semanas y los agentes de la
paz enviaron otra carta, mi madre había robado aquella peineta para dármela y
por ello está condenada a servir al Capitolio como avox eternamente. Quiero ir
a los Juegos, pero no para ganarlos, Cato. Lo único que quiero es ver a mi
madre, verla viva… y esta es la única oportunidad que tengo.”
CAPÍTULO 6: UN
ENTRENAMIENTO ESPECIAL
- Chicos, escuchadme – nos dice Rock –
Cato y Clove, Nille y Nina, Peter y Lucía, Josh y Tania, Rubic y Kate, venid
conmigo, hoy vamos a hacer algo especial.
No nos explica más, nos deja con la
intriga. Le seguimos a través de unos pasillos que ni siquiera sabía que
existían. Entramos en una sala; allí nos esperan los estilistas. Cada uno vamos
con un estilista. Aun no sé para qué es todo esto pero recuerdo una de las
lecciones que nos dieron sobre los Juegos: “No os quejéis y haced todo lo que
os digan los estilistas”. Me echan kilos y kilos de crema. Nos visten con un
chándal parecido al que llevan los tributos en los Juegos.
Cuando terminan, nos reunimos de nuevo con
Rock.
- Escuchadme, hoy os dejaremos solos en el
bosque, hasta que uno de vosotros enconréis una mochila roja. En ella habrá un
mapa que os ayudará a salir – nos explica Rock mientras nos conduce hacia el
bosque.
Mientras caminamos veo una sombra entre
los árboles, una sombra que se parece a Teddy. Nos preparan y cada cinco
minutos sale una pareja. Somos los últimos en salir, y gracias a ello puedo
observar mejor a Clove. Lleva el mismo chándal que yo, y el pelo recogido en
una coleta. Parece muy segura de sí misma.
Salen Nille y Nina. Vuelvo a ver la
sombra, intento seguirla con la mirada. Salen Fer y Clara y después Robert y
Lucía. La sombra se queda quieta de forma en la que estoy en la perfecta
posición para observarla. Salen Josh y Tania. Rock nos dice que nos toca. No
puedo evitar estar nervioso, esto es lo más cerca que voy a estar de ir a los
Juegos. Rock comienza la cuenta atrás desde el 60. Me siento como si estuviese
a punto de salir a la Cornucopia. Vuelvo a ver la sombra y ahora, por la forma
en la que me mira, estoy seguro de que es Teddy. 3, 2, 1,… La sombra se aleja y
yo corro tras ella en vez de buscar la mochila. Oigo a Clove corriendo detrás
de mí gritando mi nombre y rogándome que pare pero yo la ignoro. Lo único que
me importa ahora es encontrar a Teddy.
A la media hora, Clove me pide que pare.
La miro, sin dejar de correr. Está roja, así que decido darle unos minutos para
recuperar el aliento.
- Deberíamos descansar aquí y seguir
buscando mañana.
- ¡No! Venga, corre – la intento
convencer, quiero encontrar a Teddy o a quién quiera que sea.
- Esto no es por la mochila, ¿verdad? – me
mira inquisitiva.
- No, - admito – he visto algo y quiero
saber que es – le digo enfadado.
- Pues vete tú solo, yo me quedo aquí.
- Pues vale, adiós – digo yo mientras me
doy la vuelta.
No he andado ni dos metros cuando recuerdo
otro de los consejos de Rock: “En los Juegos, nunca debeis separaros de
vuestros aliados hasta que se acerque el final de los Juegos”.
“Esto es un entrenamiento para los Juegos
así que debería actuar como en ellos” pienso y cuando me doy cuenta ya estoy
volviendo pero sigo enfadado.
Veo que Clove se levanta sobresaltada pero
me ve y se vuelve a sentar. Me siento al otro lado de la fogata que tiene encendiad
y centro mi atención en las llamas.
- No te enfades, por favor – dice Clove
rompiendo el silencio.
- No, tranquila – respondo sin levantar la
cabeza.
- Cato… ¿por qué no me has hablado todos
estos años? – realmente su pregunta me desconcierta.
- Porque sabía que tú no querías hablar
conmigo.
- Estás equivocado – levanto bruscamente
la cabeza -. Sí quería, desde pequeñita.
- Pues habérmelo di… - un ruido me
interrumpe, el bosque no es un lugar seguro. Seguimos caminando y empieza a
llover. Nos refugiamos bajo un sauce. Veo que Clove está tiritando.
- Ven conmigo – le digo. Ella se acerca a
mí y yo la rodeo con mis brazos. Ninguno tiene ganas de dormir así que nos
quedamos mirando la lluvia.
De repente, Clove se gira y así, de la
nada, me besa. No lo entiendo, casi ni nos conocemos pero me entrego a ese beso
y he de reconocer que me gusta.
Cuando se separa de mí, veo un destello de
simpatía en sus ojos pero rápidamente se aleja de mí y se tumba al lado de las
mochilas. Me tumbo apoyando la cabeza en un montón de hojas secas.
El sol me despierta. Me levanto y de lo
primero que me percato es que Clove no está.
- ¡Clove! ¡Clove! – grito.
Veo como unas ramas se agitan y
rápidamente me armo con un cuchillo temiendo lo peor… pero lo peor no llega… al
contrario, llega Clove.
- Dios mío Clove, me has pegado un susto
de muerte.
- Lo siento, había ido a buscar algo para
el desayuno – me dice mientras me muestra una bolsa llena de bayas.
Mientras desayunamos, ninguno menciona lo
ocurrido anoche. Caminamos durante un par de horas y llegamos a una cueva.
Entramos para descansar y Clove me dice:
- Deberíamos separarnos.
- Vale, nos volveremos a ver aquí mañana.
Clove asiente. Cada uno coge su mochila y
nos separamos. Camino durante lo que creo que es una hora. Atravieso unos
árboles y me paro en seco. Reconozco este lugar, aunque no venía desde hacía
años. Me percato de que está cayendo la noche. Estoy a punto de darme la vuelta
para volver a la cueva cuando la veo. La sombra está sentada en una roca. Pero
en seguida me llevo una desilusión. Es Clove o eso creo porque la reconozco por
la coleta. Ella se gira pero no le veo la cara porque está a oscuras. Corre
hacia mí y me besa. Mientras el tiempo se detiene a nuestro alrededor. Cuando
Clove se aleja de mí, la miro a la cara pero me quedo perplejo. La persona a la
que acabo de besar no es Clove. Es Teddy.
CAPÍTULO 7: PIENSO EN
TEDDY Y BESO A CLOVE
Teddy y yo nos miramos. La veo contenta
pero en sus ojos veo un brillo de tristeza. No intercambiamos palabras, solo
nos miramos. Al rato Teddy, se gira y se va. Yo no sé cómo reaccionar, así que
me quedo quieto viendo como se marcha, pero antes de perderse en la maleza, se
vuelve y me mira, con su típica mirada, su típica mirada de odio. Luego, no
está. Espero unos segundos, deseando que vuelva, pero como no lo hace, salgo
corriendo en dirección a la cueva. Clove no está allí, supongo que llegará
mañana, o quizás esté fuera toda la noche. Duermo unas horas y noto como Clove
llega, me tapa con una manta, me da un beso en la mejilla y se va, no sé a
dónde ha ido, puede que esté lejos o puede que esté cerca, esté dónde esté me
da miedo mirar atrás.
Cuando me despierto la veo, al lado mío
comiendo un puñado de galletes. Me ofrece, pero yo no tengo hambre.
- Buenos días dormilón – dice riéndose.
- ¿Qué hiciste anoche? – contesto yo
intrigado.
- Dormir, no hay muchas cosas que hacer en
un bosque – dice riéndose.
- ¿Cerca de mí? – pregunto mientras cojo
una galleta.
- No. Me aleje un poco, no mucho, ¿por?
- Porque te sentía lejos.
- Pues no lo estaba.
De repente vuelven a mi cabeza unos
recuerdos de cuando yo tenía 10 años. No puedo permitirme recordar otra vez,
pienso en Teddy y beso a Clove, la beso para quietarme ese pensamiento de mi
cabeza, no puedo permitirme pensar en Teddy, quiero olvidarla, quiero querer
solo a Clove. Nuestro beso parece eterno, pero no lo es. Nos levantamos y
decidimos salir a dar una vuelta, en busca de la maldita mochila. Cuando ya
llevamos una hora o un buen rato andando me paro, he oído a alguien. Se
acercan, pienso. De pronto veo algo, o mejor dicho a alguien. Es Nina y detrás
de ella está Nille. Clove y yo nos escondemos detrás de un arbusto. No será la
mejor idea esconderse pero es lo primero que se me ocurre.
- Me preocupan Cato y Clove, son los
únicos con los que no nos hemos encontrado, pensaba que aquí cerca del arroyo
los encontraríamos – dice Nille.
- Lo sé… ¿crees que les habrá pasado algo?
– dice Nina.
- No lo… - de repente Nina grita y los dos
salen corriendo.
“¿Qué habrán visto?” pienso.
Clove y yo vamos a ver el por qué Nina a
gritado. Una vez allí me agacho y creo observar lo que parecen las patas de un
animal. De repente algo cae sobre mi brazo, un líquido verde y viscoso. Me
invade una sensación de asco, pero la reprimo porque soy un profesional. Miro
hacia arriba y veo una enorme serpiente roja. Protejo a Clove y saco un
cuchillo. La serpiente ataca pero yo la esquivo. Lanzo un cuchillo que no da en
el blanco. Al instante una flecha hiere a la serpiente en el costado. Esta cae
al suelo. Aprovechando la confusión, Clove y yo salimos corriendo pero antes de
nada veo a Teddy entre los árboles con un arco.
Corremos durante horas, llegamos al arroyo
y una vez allí, nos encontramos con Tania y Josh, estamos una media hora con
ellos, hablando hasta que decidimos separarnos. Tania nos deja provisiones, las
cuales nosotros nos hemos ventilado. Más tarde, cerca de la costa de la playa
nos encontramos con Lucía y Peter, con ellos también estamos un rato, hablando
de trampas, cuando acabamos nuestra conversación nos damos cuenta de lo tarde
que se está haciendo y salimos corriendo hacia la cueva. Llegamos por fin a la
cueva, pero nos tumbamos en la entrada para ve las estrellas. Intento
contarlas, cuando ya voy por la 246, me doy cuenta de que Clove me está
mirando. Yo la miro y al rato Clove dice:
- Tienes unos ojos preciosos.
Yo replico:
- Tú eres la que tiene unos ojos que
brillan como estrellas, los míos son un simple reflejo de los tuyos.
No espero respuesta, Clove se lanza sobre
mí y me besa. Disfruto con ese beso. Cuando termina ninguno habla, ese beso lo
ha dicho todo. Dormimos, la noche se me hace eterna, pensando en cuando acabará
este entrenamiento. Por la mañana nos levantamos temprano para cazar. Apenas
intercambiamos palabra. Cuando hemos cazado un par de conejos decidimos buscar
la mochila. Llevamos una hora caminando cuando oigo una voz, es Rock.
- Lo habeos hecho muy bien, chicos, aunque
solo dos hayáis encontrado la mochila. ¡Enhorabuena, Nille y Nina!
En seguida nos encuentran, gracias a los
localizadores que tenemos en los relojes. Después de una hora andando nos
reunimos todos en la plaza, pero falta alguien, Rubic. En seguida llega,
agarrado por dos agentes de la paz.
- Rock, este chico quería escaparse.
- Rubic, nadie te obliga a hacer esto,
puedes dejarlo cuando quieras – dice Rock pacíficamente.
- ¡Mis padres sí! Tengo que ser el típico
hijo guerrero no puedo decepcionarles pero sí escapar – miro a Rubic. Sus ojos
se llenan de lágrimas mientras desvela una herida en su pecho.
- ¡Llevadle al hospital! – grita Rock.
Admiro como Rubic llora y grita que le
suelten. Dejo de mirar y al ver como se le llenan los ojos de Clove de pánico
la abrazo. Ella lora.
- No sabía que este entrenamiento podía
ser peligroso – dice llorando.
- Ha sido un accidente Clove – respondo
intentando calmarla.
- Rubic está así por mi culpa – grita.
- Esto no es por culpa de nadie – respondo
y la beso.
Nos dejan regresar a nuestras casas. Una
vez en la mía me ducho y pienso en la frase de Clove: “Rubic está así por mi
culpa”
“¿Qué habrá querido decir? ¿Cómo que por
su culpa? ¿Qué tiene que ver Clove con todo este entrenamiento?”.
No consigo dormir en toda la noche, pienso
en lo de Clove y en Teddy aunque intente remediarlo Teddy no acaba de salir de
mis pensamientos.
CAPÍTULO 8: LA PRÓXIMA
VEZ QUE CREES UNA MUTACIÓN ASEGÚRATE DE QUE NO SE ELECTROCUTE
Me despierto exhausto, sin saber dónde me
encuentro, desde aquel “entrenamiento especial” veo a Teddy en todos lados, al
principio creía que eran alucinaciones mías, pero ahora estoy completamente
seguro de que es ella. Ayer, fue cuando la vi por última vez, en la panadería
del viejo Matius, comprando lo que antes era mi compra habitual. Teddy tenía la
cara llena de heridas, heridas que intentaba disimular con un poco maquillaje.
El viejo Matius se dio cuenta de los arañazos que tenía en la cara y le
preguntó:
- ¿Qué te ha pasado en la cara, hermosa?
¿Te pongo lo de siempre?
- A mi madre, lo de cortar el pelo no se
le da nada bien – contesta sonriendo -. Sí, ponme lo de siempre.
Siguieron hablando y yo me fui, sabía que
Teddy mentía. Hoy no tengo entrenamiento hasta las 6:00, es mi día de descanso.
Queda poco para la cosecha y Rock cada día insiste más en la supervivencia,
pero en mi mente solo se graban las tácticas para matar tributos.
Voy a dedicar el día entero en buscar a
Teddy, hasta las 4:00, a esa hora tengo que ir a buscar a Clove, hemos quedado.
Me dirijo a casa de Teddy, con el propósito de verla, pero me llevo una
sorpresa al oír la respuesta a todas mis dudas. Me acerco a la ventana y desde
allí las oigo hablar.
- ¡Esos estúpidos agentes de la paz! –
grita Teddy.
- Para que la próxima vez tengas más
cuidado – contesta su madre.
- ¡Me han destrozado la cara!
- Y tú has destrozado el cuerpo de una
hermosa e indefensa serpiente.
- Tenía que cazar algo, no podía venirme
con las manos vacías.
- La próxima confórmate con pescar algún
pez, Teddy la caza no es lo tuyo, con un simple ratón hubiera bastado.
- La próxima vez que me toquen esos
estúpidos agentes les arrancaré la cabeza con mis propias manos.
Su madre se acerca a la ventana y salgo
corriendo, creo que me ha visto, el camuflaje no es lo mío. No necesito buscar
a Teddy, esa conversación resuelve todas mis dudas, Teddy es pobre, algo
extraño en este Distrito.
Decidido a que no hagan más daño a Teddy
planeo poner veneno para ratones y hierbas venenosas alrededor de la valla que
nos separa del bosque. Sé por dónde va Teddy y allí coloco unos cables
simulando la corriente que debería estar pasando por la valla. Después, mirando
mi reloj, me escondo detrás de una casa para ver si mi plan funciona. A las
14:30, como siempre Teddy sale de su casa con rumbo al bosque. Llega a la valla
y allí grita. Admito que los cables pueden asustar, pero, ¿a Teddy? Algo ha visto,
¡no puede asustarse con un par de cables viejos! Teddy se va corriendo hacia su
casa y yo me acerco al punto en el que Teddy gritó. Lo único que veo es una
pequeña serpiente, la cual está comiendo una especie de líquido azul que sale
de una mochila, reconozco esa mochila, se la regale yo a Teddy. Se lo que
pasará si los agentes de la paz ven esa mochila en el bosque, la condenarán. De
repente la serpiente empieza a crecer, cada vez más y más, hasta alcanzar casi
mi altura, asimilo lo que ocurre, ¡Teddy ha creado una mutación,
accidentalmente! Ignoro a la serpiente y cojo un largo palo que hay en el
suelo, con él alcanzo la mochila y logro sacarla quitando los cables viejos que
antes había puesto en el único agujero de la valla. Quitando los cables me da alguna
que otra pequeña descarga, a lo cual no doy importancia, aunque los cables no
deberían estar cargados. La serpiente se da cuenta de mi presencia y viene
hacia mí. Intenta saltar la valla pero falla y se queda colgada. La serpiente
ha dejado de moverse y alguna que otra chispita sale de su cuerpo. Asimilo lo
que ocurre, la valla estaba cargada y la serpiente ha sido electrocutada. Logro
bajarla de la valla con varios palos de madera, aunque con los de metal sea más
fácil con estos aseguro el no electrocutarme yo también. Evitando a todas las
personas que podrían delatarme lo meto en la cochera. Una vez allí corto el
cuerpo en trocitos, pequeños. Los llevo a la cocina y dejo dos trozos encima de
la mesa y los demás los meto en el congelador. Un trozo lo frío en la sartén,
con un poco de perejil. Cuando acabo de colocar los platos en la mesa
baja mi madre y yo la invito a probar lo que acabo de cocinar.
- ¿Qué es? – me pregunta.
- Lo he visto en el mercado, tenía buena
pinta, hay más en el congelador.
Le enseño el otro trozo que tengo sobre la
mesa. Lo cojo y lo meto en una bolsa y me dirijo a casa de Teddy. Compruebo que
no hay nadie en su casa y entro, una vez en la cocina frío el trozo en la
sartén le echo perefjil y un poco de puré de patatas que tiene su madre
preparado, lo sirvo en 4 platos y los dejo sobre la mesa con un papel escrito
malamente:
“La próxima vez que crees una mutación
asegúrate de que no se electrocute.”
Recojo el saco y cuando estoy saliendo
oigo una voz:
- ¿Cato? – pregunta alguien desde las
escaleras. Yo me giro y veo a Teddy, me asusto pero consigo controlar mi
inseguridad.
- Sí…
-¿Qué haces aquí?
- Te traigo comida, ¡pruébala!
- Todos estos años me has estado evitando
y ahora ¿me traes comida?
- Supongo, sé que llevamos días, meses
incluso años sin hablarnos pero te echo de menos Teddy.
- Ya es muy tarde, tú has cambiado y yo he
cambiado.
- Sigo siendo el mismo Teddy, sigo
queriendo ser un guerrero sigo siendo el niño que conociste.
- No, el niño que conocí está perdidamente
enamorado de mí y tú estás enamorado de Clove, no soy tonta Cato, os he visto.
- ¿Por qué me besaste?, aquella noche en
el bosque.
- Quería saber si todavía, después de todo
este tiempo, te quería.
- ¿Y? ¿Me quieres?
- No, ¡ahora vete!
- Teddy…
- ¡Vete!
- Vale y gracias por lo de la serpiente –
digo señalando los arañazos de su cara.
- Adiós.
Salgo de casa de Teddy y al cabo de un
rato me encuentro a su madre, no puedo evitar el no tener conversación con
ella.
- ¡Cato! Qué alegría. ¿Qué tal estás?
- Muy bien, ¿y usted?
- Son tiempos difíciles para la familia,
Cato, pero al fin y al cabo no nos podemos quejar, hay gente que está peor.
- Sí, el ganado ha disminuido, la
agricutura igual, el Capitolio debería imponerse más.
- O quizás imponerse menos…
- Puede, en cualquier caso el Capitolio
tiene la culpa.
- Sí… Bueno Cato, me ha alegrado mucho
verte, dile a tu madre que algún día venga a visitarnos.
- Sí, se lo diré, hasta luego.
- ¡Hasta luego!
Llevo toda la tarde en casa de Teddy, me
voy corriendo a buscar a Clove. Cuando llego me la encuentro sentada a la
puerta de su casa esperándome.
- Cambio de planes Cato. ¿Quieres que
veamos antiguos Juegos del Hambre en mi casa?
- ¡Claro!
Vemos unos cuantos Juegos pero el último
es con el que más disfruto, Brutus. Disfruto viéndole ganar, disfruto viéndole
matar tributos, disfruto con cada suplica de piedad de los demás y admito que
me encanta.
Las seis llegan enseguida, nos dirigimos
hacia el centro de entrenamientos. Hacemos un entrenamiento duro en el cual el
arma principal es la espada, lo que mejor se me da.
Después de un día agotador me voy a casa y
allí me ducho y me duermo, pensando en la dueña de mis pensamientos Teddy,
acompañada de Clove.
CAPÍTULO 9: EL DÍA
ESPERADO, LA COSECHA
Me levanto con el presentimiento de que va
a ser un día especial. Como de costumbre, salgo a correr y hago un poco de
ejercicio. Corro alrededor de la valla. Voy al punto en el que puse la trampa
para Teddy. Los cables viejos ya no están, alguien los ha quitado. Observo el bosque
cuando me fijo en el pequeño detalle: no han quietado los cables, los han
puesto dentro del bosque formando una palabra: “Gracias”.
“¿Quién habrá sido?” pienso.
En mi mente aparece una imagen y ya sé
quien lo ha hecho. Teddy. Me voy a casa con una sonrisa. Me alegra saber que he
podido ayudarla. Cuando llego a mi casa veo a mi madre, me abraza y me da
varios besos. Después aparece mi padre y me pregunta:
- Te presentarás voluntario, ¿verdad?
- Claro, papá. Clove y yo seremos los
representantes de este Distrito, como tú siempre has querido.
No contesta, me abraza. Veo a mi madre,
está empezando a llorar. Me acerco a ella y le susurro:
- Los profesionales nunca lloran. Mamá,
volveré a casa… te lo juro…
Después de desayunar algo (aunque he de
admitir que hoy no tengo mucho apetito) voy a buscar a Clove, ya que hemos
quedado antes de la cosecha. Caminamos en silencio un rato hasta que ya se me
está haciendo tan incómodo que decido romperlo:
- ¿Estás preparada? Para la cosecha,
quiero decir. Al fin y al cabo,… estos son nuestros Juegos.
- Quiero ver a mi madre, Cato, pero no
quiero dejar todo esto – dice sin mirarme.
- Verás a tu madre y volverás a casa
Clove, yo te traeré.
- No podría verte morir, no sin luchar
antes.
- Clove, - la agarró de la barbilla y hago
que me mire a los ojos – nadie nos va a matar, somos profesionales… somos los
mejores.
Ella se zafa de mí y sigue andando.
Seguimos caminando y a los 15 minutos nos encontramos con la madre de Teddy.
-¡Hola Cato! ¡Hola Clove! Vaya cuanto
tiempo ha pasado, ¿eh Clove? Tendrías 4 años la última vez que te vi – exclama
la madre de Teddy, noto como Clove no la reconoce así que cambio de tema.
- Señora… ¿cuántas veces entrará el nombre
de Teddy en la urna?
- 23 veces… hemos tenido que pedir muchas
teselas Cato… - responde.
Esto me deja helado. Ya sé que mi distrito
es uno de los más ricos pero aún así hay gente pobre como en todos los lugares.
La madre de Teddy nos mira y dice:
- Este año, ¿os presentareis voluntarios?
- Sí – responde Clove.
- ¡Menos mal! No sé qué haría si Teddy
saliese elegida, no sé quién cuidaría de mí. No sé cómo se las habrán ingeniado
varios padres para sacar el nombre de sus hijos de la urna… supongo que
mediante un soborno.
- Vaya… - de repente suenan las bocinas.
Me despido de Clove y de la madre de Teddy y me voy a casa a cambiarme. De
alllí, al momento más importante de mi vida… la cosecha.
Una vez allí nos hacen los controles. Todo
el mundo está feliz, tranquilo sabiendo que sus hijos no irán a los Juegos.
Mientras nos colocan en nuestros respectivos lugares, le susurro a Clove:
“Estás preciosa. Para la gran ceremonia de
los ganadores ponte el mismo vestido, ¿vale?
Ella no contesta pero sonríe. Nos separan,
todo esto parece un desfile de moda, los vestidos y trajes son parecidos a los
del Capitolio, la única diferencia es que aquí, en el Distrito 2, todos
llevamos el número 2 en algún traje, en algún accesorio, escrito con pluma en
la mano, etc.
De repente aparece Cedric, cada vez está
más viejo y a la vez elegante. Va vestido de turquesa, un color que le sienta
realmente bien. Este año nos sorprende con un sombrero en el cuál está tallado
el número 2 debajo de la palabra Distrito, no muy grande.
- ¡Felices Juegos del Hambre!
Llevan 74 años de Juegos y todos los años
saludan de la misma manera. Pero no solo en mi distrito, es el mismo saludo en
todos los distritos. Rock sube al escenario. Es el mentor de los Juegos así que
le corresponde estar allí arriba viendo qué tributos participarán este año.
Rock empieza hablar sobre el honor que supone ir a los Juegos y el mismo
discurso de todos los años. Lo he oído tantas veces que podría recitarlo
de memoria. Me entretengo mirando a la gente de mi alrededor. En el lado de las
chicas veo a Clove y un poco más lejos a Teddy. Deseo con todas mis fuerzas que
me mire, que vea que estoy aquí pero no tengo suerte.
- Las chicas primero – dice Cedric. Se
acerca a la urna de la derecha y elige un papel al azar. No estoy preocupado
porque salga el nombre de Teddy ya que sé que Clove se presentará voluntaria.
- ¡¡¡Clove Edding!!! – me sorprende
muchísimo. No le ha hecho falta ni presentarse voluntaria. Clove sonríe y sube
al escenario.
- Hola Clove – dice Cedric -. Ahora que
todo Panem te está viendo, ¿quieres decir algo o prefieres esperar a las
entrevistas de Caesar Flinckerman?
- Solo una cosita, Cedric. Si mi nombre no
hubiese salido también me hubiese presentado – se da la vuelta y va a sentarse
en una silla al lado de Rock.
- ¡¡¡Toma ya!!! Esto si que es suerte,
amigos – exclama Cedric –. Y ahora los chicos.
Cedric se acerca a la otra urna y coge un
papel.
- ¡¡¡Nille Stevenson!!! – no me lo creo.
Nille no puede salir elegido. Ya seé que tiene la misma edad que yo pero no
puede. Son mis Juegos. Nille ya está avanzando cuando me levanto y grito:
- ¡¡¡ME PRESENTO VOLUNTARIO!!!
- ¡¡¡NO!!! – grita Nille - ¡¡yo quiero ir
a los Juegos!!!
Todo el mundo se gira hacia Cedric.
- Bu… bu… bueno – tartamudea. Se nota que
nunca le había pasado esto -. En este caso le corresponde a Rock elegir.
Rock se levanta y nos mira a los dos:
- Que sea Cato.
Nille se pone hecho una furia y dos
agentes de la paz se lo llevan. Subo al escenario y sin nada que añadir me
siento al lado del Clove. Cedric se despide de todos y los agentes de la paz
nos acompañan al edificio de justicia.
Mis padres viene a verme pero no hablamos
mucho: ya sabíamos que me presentaría voluntario así que ya nos habíamos
despedido antes. Mi madre sale de la sala llorando y no puedo evitar sentirme
mal por ella. Espero un rato a ver si viene alguien más.
“Teddy, por favor, sé que estás enfadad,
pero necesito ver tu sonrisa antes de irme. Puede que no te vuelva a ver”.
Mis plegarias no son atendidas porque no
viene nadie más.
Me siento en el sofá que hay. Resignado,
me tumbo. Algo me llama la atención a mi izquierda. En la pared hay un agujero.
Miro a través de é y veo una habitación que creo que es la de Clove. Se
oyen voces en la habitación por lo que giro la cabeza y allí la veo:
Clove tan guapa como siempre… pero hay otra persona en la habitación. Es Rock.
No sé de qué estarán hablando.
“Estrategias de combate” pienso.
- Clove, cariño, no sé por qué haces esto.
Que tu madre sea una avox ya es bastante para nosotros. No quiero que mueras.
- Me has entrenado durante años y, ¿aún
dudas de mi? ¡¡Me parece increíble!! – grita Clove.
- Clove, tesoro. Tú y nadie más que tú deberías saber que te apoyo y que sé
que lo harás muy bien. Pero no podría soportar la idea de que mueras.
- Pero si gano podría pedirle a Snow que me dejase traer a mamá de nuevo a
casa. Lo tuyo es diferente. Tú la ves todos los años porque eres el mentor del
Distrito Dos y ella, el avox. Esta será mi única oportunidad de verla. Además
Cato me defenderá. – dice mientras se funden en un abrazo.
-Te quiero, Clove.
- Y yo a ti, papá.
Casi me caigo de espadas. ¿Papá? ¿Clove es hija de Rock? Mi primer instinto
es entrar en su habitación y pedirles respuestas pero dejarían de confiar en mí
y eso es algo que para los Juegos no me interesa.
No me da tiempo a pensar nada más porque
de pronto entran dos agentes de la paz y me conducen al tren. Subimos y nos
acomodamos en una sala de estar. Me siento al lado de Clove pero no
hablamos. Miro por la ventana y veo a mis padres despidiéndose de mi con una
sonrisa. Intento localizar a Teddy entre la multitud, pero no la veo. Y pensar
que llevamos años sin hablarnos, y ahora... me voy y tengo el presentimiento de
que no la volveré a ver. Estoy seguro de que me odia. Con estos pensamientos,
partimos hacia el Capitolio.
Rock y Cedric llegan y se sientan con
nosotros. Vemos el resumen de la Cosecha del Distrito 1. Los dos tributos son
voluntarios. La chica, Glimmer, puede parecer un cielo, pero veo enseguida que
está disimulando, sé que por dentro esconde a una guerrera que no se dejará
matar a la primera. Nota mental para mí mismo: cuidado con Glimmer. El chico,
Marvel, tiene cara de bobalicón pero es fuerte.
Vemos en directo el resto de cosechas. La
del 3 no tiene mucho de interesante, pero creo que el chico nos podría ser
útil. Este año el Distrito 4 no tiene profesionales como otros años, una
verdadera lástima. En el Distrito 5, hay una chica que me recuerda a una
comadreja. Creo que tendrá bastantes oportunidades de escapar del baño de
sangre de la Cornucopia, sino se encuentra con nosotros, claro. Las cosechas de
los Distritos 6, 7, 8, 9 y 10 no me parecen interesantes, ya que no hay
ningún tributo que me parezca que vaya a sobrevivir a la Cornucopia.
Mientras pasan estas cinco cosechas
observo todo a mi alrededor. Rock observa con atención a los tributos. Cedric
no para de comentar la ropa que llevan. Clove no aparta la mirada de la
pantalla. Miro por la ventana. Estamos pasando unos campos. Me quedo mirándolos
mientras mis pensamientos vagan... hacia mi Distrito... hacia el bosque...
hacia Teddy.
La voz de Caesar Flinckerman me saca de
mis pensamientos devolviéndome a la realidad. Está anunciando la cosecha del
11. La chica es una niña de unos 12 años. Sin duda caerá pronto, pero el chico
es todo lo contrario: es alto y musculoso. En mi opinión, tiene muchas
posibilidades de llegar al final. Me quedo con su nombre, Thresh. He de
encargarme de él en cuanto pueda.
La Cosecha del 12 toma un giro inesperado.
Como tributo femenino sale una muchacha de unos 12 años. Cuando estoy barajando
sus posibles muertes, algo cambia. El Distrito 12, el distrito pobre, el
olvidado, tiene una voluntaria. Su hermana, Katniss Everdeen. Parece un
poco flojucha pero durante mis años de entrenamiento he aprendido a no
menospreciar a ningún rival. El chico, Peeta, sube al escenario palidísimo.
Katniss y él se miran. Creo que tengo algo que usar en su contra. La
transmisión se cierra con el himno y el escudo del Capitolio.
- Bueno, vuestra principal prioridad es
aliaros con Marvel y Glimmer. En los entrenamientos observad las habilidades de
los demás y aliaros con aquellos que creáis que os puede venir bien - dice
Rock.
Clove y yo asentimos y nos vamos a
nuestras habitaciones sin mediar palabra. Mi cuarto es muy parecido al que
tenía en el Centro de Entrenamiento. Me tiro en la cama pero me es imposible
dormir. Me levanto y salgo de mi habitación a hurtadillas y me dedico a
explorar el tren. No encuentro nada muy interesante hasta que llego al final
del vagón. Hay una puerta que supongo que dará a la calle. Aún así me aventuro
a abrirla.
Estaba completamente equivocado. Ante mí
encuentro una sala con un techo de cristal que deja ver las estrellas. Veo a
Clove tumbada en un sofá mirando al cielo.
- Hola - dice percatándose de mi presencia
pero sin despegar la vista de las estrellas.
- Hola.
Me tumbo a su lado. Estamos en silencio
hasta que me doy cuenta de una cosa que no puedo callarme.
- La última vez que estuvimos así, quiero
decir, mirando las estrellas fue en el entrenamiento...
- Sí... - dice mordiéndose el labio.
- Clove, ¿puedo preguntarte una cosa? - no
espero a que me responda - ¿por qué dijiste que fue culpa tuya lo de ese
muchacho?
No responde. Nos quedamos en
silencio hasta que, 5 minutos después, Clove rompe el silencio.
- Fue culpa mía. Ese entrenamiento fue
idea mía.
- ¿No fue de Rock?
- No, yo se lo propuse... - susurra algo
que no llego a oír.
- ¿Por qué iba Rock a hacerte caso?
- Porque es mi padre - susurra.
- ¿En serio? - finjo sorpresa.
- Sí...
No hablamos más. Me quedo dormido.
Cuando me despierto, miro la habitación
bañada por la luz dorada del sol. Veo que Clove no está. Me levanto y miro por
la ventana. Distingo una gran ciudad y sé que hemos llegado... Estamos en el
Capitolio.
CAPÍTULO 10: EL DESFILE
Llegamos al Capitolio el día antes del desfile. Los demás tributos irán
llegando a lo largo del día, y los más alejados, como el 11 o el 12, llegarán
mañana. Tardamos en llegar a nuestro apartamento un par de horas porque los
habitantes del Capitolio están ansiosos de vernos, de ver a los tributos del
Distrito 2.
Cedric nos enseña todo, pero no le prestó atención hasta que nos enseña el
comedor en el que hay una mesa llena de comida de aspecto muy apetitoso. Hasta
este momento no me había dado cuenta del hambre que tengo. Miro a Clove y veo
que le pasa lo mismo. Rock nos invita a sentarnos. Una avox nos sirve la
bebida. Veo como la miran Clove y Rock y en este momento se que es su madre. Le
pongo una mano encima de la suya para darle ánimos. Ella me sonríe y vuelve a
concentrarse en su cena. Mientras comemos, Rock nos cuenta que a media tarde
vendrán Glimmer y Marvel, para poder sellar el pacto entre profesionales.
Luego nos presenta a nuestros estilistas: Nathan, el de Clove, que es un
hombre fornido de aspecto simpático que lleva el pelo despeinado de color
morado y un tatuaje en el brazo. Mi estilista se llama Keira y es… digamos,
distinta. Lleva un peinado abombado de color naranja, del cual salen dos
pequeñas antenas. Lleva un vestido amarillo y negro y de la espalda le salen un
par de alas. Me recuerda a una de esas avispas modificadas por el Capitolio, a
una rastrevíspula.
Charlamos un poco con ellos, hasta que llegan Marvel y Glimmer. Rock y
Cedric nos dejan solos con ellos. Transcurren en unos minutos en silencios en
los que me dedico a observarlos. Marvel tiene cara de no estar pensando en
nada, lo cual no me extrañaría nada porque tiene cara de bobo. Glimmer es todo
lo contrario. Observa todo a su alrededor desconfiando de cualquier cosa.
- Bueno… - intento romper el silencio pero no sé que más decir.
-¿Habéis visto todas las cosechas? – nos pregunta Glimmer.
- Sí – dice Clove - ¿Qué pensáis de la voluntaria del 12?
-Creo que caerá pronto – dice Marvel. Me entran ganas de pegarle un
puñetazo para borrarle la estúpida sonrisa de la boca. No sé cómo le aguantaré
en la arena.
- No seas idiota – replico. - Si se ha presentado voluntaria puede ser
bastante peligrosa.
- También puede que solo quisiera proteger a su hermanita- dice en tono
despectivo.
- No sé qué habrás hecho a lo largo de estos años entrenando, pero atender
de fijo que no, porque no has aprendido a no subestimar a los rivales.
Nos enzarzamos en una discusión y veo que Clove y Glimmer se acercan la una
a la otra y se ponen a hablar como si se conociesen de toda la vida. Marvel
sigue en sus trece, me saca de quicio. No sé cuánto tiempo hemos pasado
discutiendo cuando Glimmer grita:
- ¡¡¡YA BASTA!!! Marvel, Cato tiene razón, no hay que subestimar a ningún
rival por débil que parezca.
Marvel le mira, desafiante, pero no dice nada. Clove cambia de tema.
- ¿Qué estrategia vamos a seguir en la arena?
Nos metemos de lleno en la conversación. Marvel y yo vamos haciéndonos un
poco más amigos, solo un poco: aun me parece un arrogante. Discutimos tácticas
hasta que Rock nos avisa de que es la hora de la cena. Invitamos a los tributos
del 1 a cenar y durante la cena seguimos con las estrategias pero esta vez con
ayuda de Rock.
Bien entrada la noche, Marvel y Glimmer se van a su apartamento; y Clove y
yo nos vamos a nuestras habitaciones.
Hoy es el desfile de los tributos. Me levanto emocionado y voy a desayunar.
Se nota en el ambiente la emoción de todos, no solo de los tributos sino de
todo el Capitolio.
Me sirvo un buen tazón de chocolate caliente con churros. He de admitir que
me encantan.
Cuando terminamos, Nathan y Keira vienen a buscarnos para prepararnos para
el desfile. Tres estilistas me preparan antes de ir con Keira. Cuando voy a la
sala donde ella está veo el traje del desfile. ES una armadura dorada como las
que llevaban los gladiadores romanos. Keira y yo nos hablamos. Termina de
ajustarme la armadura y me acompaña a la sala donde está Clove.
Lleva lo mismo que yo, pero a ella le queda muchísimo mejor. Vamos hasta
nuestro carruaje, subimos y esperamos a que el desfile comience.
La voz de Caesar Flinkerman da comienzo al desfile. Veo que el carro de
Glimmer y Marvel avanzando y seguidamente el nuestro empieza a moverse.
Los aplausos y gritos de los habitantes del Capitolio son estruendosos.
Levanto la mano y saludo, lo cual hace que la gente se vuelva loca gritando
nuestros nombres. Pero de pronto se hace el silencio, seguido de un gran aplauso.
Me giro y lo que veo hace que me hierva la sangre. El Distrito 12 nos está
robando protagonismo. Sigo saludando pero les sigo mirando. Llevan un traje que
está, literalmente, en llamas.
Llegamos a una plazoleta donde está el Presidente Snow. Nos da la
bienvenida y nos desea unos felices Juegos del Hambre. Volvemos al centro de
entrenamientos. Hay un momento en que mis ojos se cruzan con la mirada de la
chica del 12. Ya se ha ganado un enemigo.
CAPÍTULO 11: BAJO LAS
ESTRELLAS
El desfile ya ha acabado. Estoy cansado de tantos estilistas, así que me
voy a mi habitación. Me tumbó en la cama y cierro los ojos.
Cuando los abro estoy con Teddy, estamos en el campo viendo las estrellas.
- ¡Cuéntalas! – me dice.
- Una, dos, tres… muchas – respondo.
- Infinitas – dice acompañando su respuesta de una preciosa sonrisa,
después se arrima a mí y me besa. - ¿Crees que ganaremos, Cato? – dice de
pronto.
- ¿Qué? – digo desconcertado.
Abro los ojos y veo a Clove tumbada a mi lado.
- ¿Crees que ganaremos los Juegos? ¿Me llevarás a casa sana y salva? –
dice.
- Sí – respondo convencido, aunque no sé porqué. Ya sé que solo uno puedo
ganar.
- Está bien – me dice y poco después me besa. Su beso no es como el de
Teddy, sus besos son fríos, helados, en cambio, los besos de Teddy son dulces,
me encanta.
De repente Clove se levanta y toca un botón, empiezan a aparecer pájaros en
el techo y poco a poco la luz se va oscureciendo.
- Dormiré aquí contigo.
- No sé… bueno vale. ¿Has averiguado algo sobre tu madre?
- No, no la he visto… Si me voy de aquí sin verla, volveré, volveré por
ella. Ella… es mi
madre al fin y al cabo. ¿Tú no habrás visto alguna avox?
- Lo cierto es que sí, ayer una mujer avox me vino a despertar. Se parecía…
- por un momento el nombre de Teddy iba a salir de mi boca – a Te… ti.
- ¡Podría ser ella! Si mañana vuelve a despertarte podré verla – dice
entusiasmada.
- Vale, pero ahora descansa pequeña.
Me da un beso y me abraza mientras cierra los ojos poco a poco.
Miro al techo, ahora aparecen estrellas… Una, dos, tres,… muchas,
infinitas.
En este mismo instante, mirando a las estrellas, las mismas que veré en la
arena, me doy cuenta de lo que pasaría si muriera allí. No volvería a ver a mi
familia, mi distrito, Teddy… tampoco soportaría la idea de ver morir a Clove y
espero que no quedemos los dos finalistas porque sería incapaz de matar a mi
pequeña Clove. Espero, aunque sea un pensamiento un poco egoísta, que alguien
lo haga por mí, por la noche, para que no pueda verla muerta.
Me doy cuenta de las ganas que tengo de torturar a los tributos del 12 por su feliz amor. Tiene demasiada suerte. También quiero matar a todos los demás, en la arena gritaré: ¡Dejádmelos todos a mí! Y disfrutaré clavando cuchillos, lanzas, flechas en los distintos cuerpos. Dejaré alguien para Clove: se le ve cara de necesitar desahogarse, de dejar escapar su furia como sea y matar a los tributos es la mejor solución.
También tengo ganas de matar a mis estilistas por el daño que me hace al
“ponerme guapo”.
Clove me saca de mis pensamientos:
- Bésame Cato, por favor – lo hago y me quedo abrazado aún más a ella.
Cierro los ojos y veo a Teddy.
Sueño con ella, con sus caricias. De repente una luz nos invade en un
precioso día de picnic. Abro los ojos y veo a la mujer avox. Miro a Clove que
está dormida. Hago ademán de despertarla pero la mujer avox se pone el dedo en
los labios para decirme que no la moleste. Después se va.
Clove se despierta y me hace un montón de preguntas sobre ella. La callo
con un beso y cuando me separo de ella lo único que le digo es: “No”.
Clove se levanta y se viste. Juntos vamos al comedor y vemos a nuestros
mentores. Enobaria lleva un vestido muy ajustado con mucho escote y Brutos va
de negro, carbón.
Desayunamos silenciosamente, se sientan los estilistas y yo les miro
desafiante. De pronto, llega Lucius:
- Chicos, dejad el desayuno, iros a vestir con vuestros mejores trajes,
Snow quiere veros.
¿Snow? ¿El presidente Snow? Uno de los hombres más importantes de Panem,
nuestro “salvador”, el mismísimo presidente Snow quiere verme, y a Clove,
claro.
- ¿Nos habremos metido en un lío? – me pregunta Clove.
- No, es que quiere ver a los futuros ganadores de los Juegos. Ponte el
traje azul, estás preciosa con él – le guiño un ojo.
Llegamos al despacho de Snow muy elegantes, sobre todo yo, con mi traje
negro.
- Hola chicos, sentaos –nos dice Snow.
- Buenos días, presidente Snow – contesto mientras Clove sigue callada, le
doy un codazo y habla.
- Ho...Ho…Hola – susurra.
-¡Qué chica más tímida! – se ríe Snow – Bueno, al grano, os necesito –
contesta.
- ¿Para qué?
- Necesito que ganéis los Juegos.
- ¿Por qué?
- Porque si no podrían pasar cosas terribles.
- ¿Cómo cuales? – me atrevo a preguntar.
- Como… la perdida de todo.
- No le entiendo.
- Tú tranquilo, Cato, tú solo gana y después hablaremos, ¡Hasta luego, mis
queridos tributos!
- Un honor, presidente – le digo dándole un apretón de manos.
- Hasta… hasta luego – contesta Clove.
No me creo lo que ha pasado. Snow nos necesita para que no se desmorone el
Capitolio. Nos necesita para matar tributos… me necesita. Intento
encontrarle un sentido a todo esto.
- Cato… no quiero morir – dice Clove.
- No lo permitiré.
-¿Seguro?
- Lo juro por lo más importante que me ha pasado en la vida, lo juro por
ti. – no sé porque pero me siento como si le estuviera mintiendo, pero no
encuentro el motivo, pero creo que es porque no es lo más importante para mí.
Me besa y este beso me hace olvidarme de esa inseguridad. Me da fuerza y me
veo capaz de cualquier cosa. Incluso de cumplir la misión de Snow. Capaz de
matar a esa “chica en llamas”.
Vamos a mi habitación y me tumbó con Clove. Cuando noto que está dormida,
voy a ver a Lucius. Le enseño diez tacos de billetes:
-¿Y esto? – me pregunta.
- Para que construyas una casa en el Distrito 2, para una chica llamada
Teddy, una casa pequeñita, de montaña… - empiezo a describirla – por favor.
- Haré lo que pueda, pero no te prometo nada.
- Por favor…
CAPÍTULO 12: LOS
ENTRENAMIENTOS. CLASIFICACIÓN DE MUERTES.
- Le mataría, Cato, le mataría en mil
pedazos - dice Clove mientras prepara una tostada.
- ¿A quién?- respondo - ¿A los demás
tributos?
- No, a Snow, él trajo a mi madre aquí y le
corto su preciosa lengua roja, condenándola a servir al Capitolio. Le detesto,
le odio...
De repente aparece Lucius en el comedor.
- ¡Lucius! - grito dirigiéndome a él.
- ¿Qué ocurre Cato? - responde.
- ¿Cómo va el "pequeño favor"
que te pedí? - pregunto refiriéndome a la construcción de una casita para
Teddy.
- Va, que no es poco, creo que podré
hacerlo con la ayuda de algunos amigos, pero no te aseguro nada.
- Se me olvidaba, que sea de color rosa,
rosa... medio fuscia, mejor fuscia, más bonito, le gustará mucho más.
- ¿Eso es todo?, ¡Caramba Cato, pareces un
niño pequeño pidiendo un juguete! Céntrate en los Juegos y déjate de bobadas
como esta... Como te oiga Brutus…- responde.
No contesto. Lucius tiene razón, parezco
un crío.
- ¿Que tal Clove? - pregunta Lucius a
Clove
- Bien... pensando en tácticas para matar
- contesta ella.
- ¡Eso está bien! Yo voto por torturar
tributos - añado yo.
- ¡Tu votas por construir casa rosas! -
responde Clove riéndose.
- ¡No, no, ¡casas rosas no!, ¡fuscias! -
dice Lucius y se ríen los dos de mi.
Doy un golpe en la mesa y cabreado por las
burlas me voy a mi cuarto. Una vez allí tiro las rosas que hay sobre la mesa
expresando así mi rabia. De repente la famosa avox de esta mañana entra en mi
habitación.
- ¿Qué quieres? ¡Fuera! - grito.
No me hace caso, así que decido hacerlo.
La avox esta tumbada en el suelo con las
marcas de mis manos en su mejilla.
- ¡He dicho que te vayas!
Me obedece y se va. No quiero pensar en
ello, pero la avox se parece a Clove. Igual era su madre... ¡Bah! Seguro que
no. Si fuera su madre estaría con ella no conmigo.
De repente entra Lucius.
- Cato vístete los entrenamientos van a
empezar
Clove está fuera mirándome. Me quito la
camiseta y los pantalones y me pongo la ropa que hay en mi armario, un armario
bastante pequeño en el que las prendas están agrupadas en conjuntos
etiquetadas.
Bajamos en ascensor hasta llegar a una
sala gigantesca con muchísimas armas y utensilios diferentes. Nos encontramos
con Brutus:
- Aliaros con los del Distrito 1. Son
bastante buenos - nos dice.
- Yo no quiero aliados - contesto.
- No es cuestión de querer o no querer, es
cuestión de necesitar y no necesitar - responde.
- Yo no necesito... - me callo al entrar
en la sala, llegamos casi los últimos.
Hay una señora en el centro, la típica que
nos cuenta las normas, a las cuales no atiendo, me dedico a mirar a los
tributos del Distrito 1, la chica es guapa, rubia, con el pelo recogido en dos
trenzas y un maravilloso cuerpo, el chico es moreno, un poco feo, ¡Tiene cara
de mono!
Sin darme cuenta la chica rubia me está
mirando y cuando la miro sonríe. La mujer acaba de decirnos las normas y yo me
acerco a la chica del Distrito 1, ignorando a Clove.
- ¿Sabes?... tienes una sonrisa preciosa
para morder a los tributos en el cuello y quitarles la vida, sencillamente
espectacular - le digo.
Después miro al chico, me río de él y me
voy. Mientras me alejo veo que Clove no me sigue, se ha quedado hablando con
ellos, vuelvo hacia donde ellos están.
- ¡Vamos Clove!
- Cato, los tributos del Distrito 1 y del
Distrito 2 nos hemos aliado, debemos buscar a gente fuerte.
Practicamos algunas pruebas, observando a
los patéticos del Distrito 12. De repente me fijo en alguien, el chico del
Distrito 11, parece muy fuerte. Voy a coger un cuchillo para matar lo que
parecen ser maniquís. Cuando ya he matado a varios dejo el cuchillo y me ato el
zapato, vuelvo a cogerlo pero este no está.
Veo a un chico delante mío, le empujo y le
grito:
- ¿Dónde está mi cuchillo?
- No, no lo sé - contesta.
Un vigilante nos separa.
- ¡Ten cuidado en la arena!, ¡pienso
matarte! - le grito.
La chica del Distrito 12 se ríe y me
entran unas ganas enormes de darle un puñetazo en la boca que casi no me puedo
contener.
De pronto el chico del 12 coge una de esas
bolas pesadas y las tira contra las lanza. Penoso, eso lo hago yo con los ojos
cerrados. Pero a Clove le impresiona, no sé por qué. La chica del 11 es
pequeña pero salta muchísimo, la mataré la segunda. Al chico del 6
le dejaré para el tercer puesto, en la clasificación de muertes. Al cojo para
el cuarto. De repente miro a la chica del 12, ella será mi principal objetivo.
Cato, "vas a ganar estos juegos", me digo.
Los entrenamientos acaban y mientras yo
establecía mi clasificación de muertes a Clove a conseguido a bastantes
aliados, entre ellos al chico del 12, el cual ha aceptado por miedo a morir el
primero. Esta vez los profesionales van a ser más sangrientos que nunca.
CAPÍTULO 13: EL GRUPO DE LOS PROFESIONALES ESTÁ CREADO
Y LISTO
Me despierto con ganas ya han pasado
varios días de entrenamientos y hoy debemos hacer una prueba, realmente solo se
trata de demostrar nuestra fuerza, pero yo quiero ir más allá quiero demostrar
a los vigilantes que yo voy a ganar los Juegos del Hambre. Desayuno con Clove
que no está muy habladora hoy.
- ¿Qué piensas hacer? - la pregunto.
- Supongo que tirare algunos cuchillos o
flechas, ¿tu? - responde dudosa.
- Yo iré más allá, no sé cómo pero lo
haré. Con los cuchillos eres muy buena Clove - le contesto.
Ella no responde. Se calla y se dedica a comer los pocos cereales que le quedan en el plato. Acabamos de desayunar y cada uno de dirige a su habitación. Entro en la mía y veo un traje colocado encima de la cama con un cartel en el que pone "Evaluación", me pongo ese traje y cuando acabo me miro en el espejo. Veo al futuro ganador de los Juegos, le veo, soy yo.
Clove y yo, acompañados de Brutus bajamos
a la sala de entrenamiento. Somos los segundos y yo entrare antes que Clove ya
que es por orden alfabético.
Pasa Glimmer y sale sonriendo, es
guapísima. Seguro que saca más de un 8. Después llaman al payaso de Marvel, el
cuál sale serio, no sacará más de un 7.
- Distrito 2, Cato - dicen en la
megafonía. Es mi turno.
Cuando entro todos me están mirando, veo un montón de cosas. Cojo cuerdas y ato en ellas unas manzanas que hay en la simulación del bosque. Las cuelgo del techo trepando, todos me miran, nadie aparta la mirada. Cuanto acabo de colocar unas 20 manzanas bajo. Cojo cuchillos y los tiro dejando caer las manzanas al suelo, estas forman la palabra: "SNOW" Y con la espada hago marcas en un maniquí poniendo: "D12". Acabo mi exhibición y todos aplauden, hago una reverencia y me voy.
Pasan unos minutos hasta que llaman a Clove:
- Distrito 2, Clove.
Yo me voy de allí esperándola en su
habitación, cuando sube la pregunto:
- ¿Que tal ha ido?, ¿Que has hecho? - la
pregunto.
- Genial, he demostrado de que soy capaz,
ha sido espectacular, ¿Tú que has hecho? - me pregunta.
- Un homenaje a Snow, tengo el 11
garantizado-
- ¿Que... Que has hecho? ¿Un homenaje a
Snow? ¡Tú estás loco!- me dice mientras sale de la habitación y se encierra en
el baño.
Cenamos todos juntos mientras en la televisión, Caesar se dispone a dar las puntuaciones de "La Evaluación".
- Marvel del Distrito 1, tiene una
puntuación de 9 - No se la merece.
- Glimmer del Distrito 1, tiene una
puntuación de 8 - Merecía más.
- Cato del Distrito 2, tiene una
puntuación de... - 11, pienso - 10 - No estoy de acuerdo pero de momento es la
mejor puntuación.
- Clove del Distrito 2, tiene una
puntuación de... - la cojo de la mano y la digo al oído "tendrás un
9" - 10.
No me creo que haya sacado tanta nota. De
momento nada me sorprende tendremos que ir a por Thresh parece fuerte. Todos
nos felicitan ya que somos los que más puntuación hemos conseguido.
De repente las puntuaciones del Distrito
12 suenan y todos nos quedamos con la boca abierta. "¿Katniss Everdeen
11?" pienso "¡Es imposible!".
Me voy enfadado a la cama y me acuesto.
Clove aparece me da un beso y se va. Consigo dormirme después de pensar las mil
formas con las que mataré a Katniss Everdeen, "La famosa e imbécil chica
en llamas".
Me despierto por la mañana y mientras desayuno Brutus nos da unos consejos de cómo hablar en las entrevistas.
- Cato, se fuerte, hazte el duro - me dice
- Clove, hazte la dulce pero con genio.
- Tranquilo Brutus, todos nos adoran -
respondo.
- Afiliaros con el chico del Distrito 12,
puede serviros de gran ayuda para matar a "La chica en llamas"- dice
Enorbaria.
Por una vez estoy de acuerdo.
Sobre mi cama esta un traje azul, casi
igual al que lleve en la cosecha, mi traje azul oscuro, mi favorito. Con un
cartel en el que pone "Entrevistas". Me ducha rapidamante y me hecho
una serie de cremas para el pelo. Después de mejorar mi cuerpo mis estilistas
me arreglan aun más, estoy genial.
Nos colocamos en una fila y desde la tercera posición visualizo al chico del Distrito 12.
Glimmer y Marvel suben y después Clove, la
cuál explica a Caesar sus tacticas para matar.
Me toca a mi.
- Del fabuloso Distrito 2, el duro,
fuerte, ingenioso... ¡Cato!
Salgo saludando a todo el mundo, todos
gritan mi nombre y aplauden.
- Hola Cato, te vemos muy unido a Clove,
dime... ¿tenéis alguna táctica?- me pregunta Caesar.
- Si Caesar tenemos muchas técnicas sobre
todo contra Katniss Everdeen.
- Parece que los profesionales de este año
empiezan fuerte, te noto un poco enfadado, ¿Es impotencia?
- Sí, estoy deseando entrar en la arena y
matar, estos juegos son mis juegos - todos gritan a mi favor.
- Me alegro si estas así de seguro, lo
conseguirás, cuéntame... ¿Cómo es eso de representar a tu distrito?
- Es un honor respresentar a mi Distrito.
- Eres un luchador, Cato.
- Estoy preparado, ansioso, deseando salir
ahí.
- Este es Cato, ¡Del Distrito 2!.
Bajo las escaleras y agarro al chico del Distrito 12 por la manga, le dirijo a un rincón y le digo:
- Tu y los profesionales vamos a estar
aliados, ¿vale? - le digo.
- Bu... Bue.... Buen.... Bueno vale -
consigue decir, el muy débil. Le suelto y se va. El grupo de los profesionales
esta creado.
CAPÍTULO 14: QUE
COMIENCEN LOS SEPTUAGÉSIMO CUARTOS JUEGOS DEL HAMBRE
Oigo "Tres, dos, uno..." y abro
los ojos. Salgo corriendo hacia la Cornucopia matando a algunos tributos. Cojo
todas las armas que puedo y comienzo a luchar. Ningún tributo opone verdadera
resistencia lo cual hace que caigan incluso demasiado rápido para mi gusto. Me
giro buscando a alguno de mis compañeros del grupo de profesionales. De pronto
veo a Clove matando a una chica. No sé porqué pero me viene a la cabeza la
imagen de Teddy. ¿Clove matando a Teddy?
- ¡NO! - grito sin pensarlo. La idea de
perder a Teddy me atormenta.
Glimmer se me acerca:
- ¿Te gusta esa tributo? - dice riéndose
descaradamente.
Me limito a mirarla con indiferencia y me
alejo para seguir con mi tarea. De repente la veo. Maldita chica en llamas. la
veo huyendo, sola.
"No vas a durar mucho, así que
disfruta mientras puedas".
Doy la espalda a Katniss Everdeen y vuelvo
con mis compañeros y, juntos terminamos con los pocos tributos que quedan en
pie.
Tras el sonido del cañonazo del tributo al
que acabo de matar, levanto la cabeza en busca de mi siguiente víctima, pero ya
no quedamos más que los profesionales. Alzó la vista al cielo. El sol está ya
en un punto muy bajo lo que me indica que está a punto de ponerse. Me reúno con
mis compañeros que han acuñado una gran cantidad de provisiones y armas. Me
siento al lado de Clove que está limpiando la sangre de uno de sus cuchillos.
Esto junto con su cara manchada de sangre le da un aspecto de fiereza pero a la
vez me encanta. Vuelve a mi mente la imagen de Clove apuñalando a Teddy. Me
estremezco.
Glimmer abre una de las mochilas que
estaba en el centro de la Cornucopia, por lo tanto una de las más suculentas.
Empieza a sacar cerillas, cables, sacos de dormir... Por fin comienza a sacar
comida. Galletas, pan que aun conserva el calor del horno, fruta...
- Parece que no vamos a pasar hambre -
dice Marvel con una sonrisa socarrona.
A veces desearía pegarle un puñetazo, en
serio. No es capaz de ver que en cualquier momento pueden girar las tornas. En
sus cinco años de entrenamiento no ha aprendido la lección más importante de
todas: no subestimar al rival.
- Callate estúpido - le digo y es lo más
suave que podía llegar a decirle.
Repartimos los turnos de guardia. A mi me
toca el primero pero no creo que pueda dormir de todas maneras. De la única que
me fió en realidad es de Clove. Los demás caen dormidos enseguida. Me pongo en
pie e investigo la Cornuccopia en busca de algo que se nos hubiese pasado pero
está limpia. Sopeso nuestras opciones. La prioridad ahora mismo es encontrar
agua.
Pronto empieza a sonar el himno del
Capitolio y con él aparecen en el cielo los nombres y la foto de los tributos
caídos. Uno... dos... tres... así hasta once tributos. Algo es algo. Quedamos
casi la mitad.
Miro hacia el bosque y de repente veo una
figura. Se trata de un tributo. Saco el cuchillo y despierto a todos para que
vean como le mato.
- ¡Marvel! Soy yo, Peeta. Ya he llegado -
grita el tributo desde la distancia. A medida que se acerca le reconozco: es el
tributo del 12.
- Peeta es ahora nuestro aliado - dice
Marvel.
Cada vez mi odio hacia él va aumentando.
¿Quién le ha dado el derecho de decidir quien es nuestro aliado? Ahora el estúpido
enamorado es de los nuestros, suena absurdo ¿verdad? Lo es.
Como ninguno logra dormir, decidimos ir a
matar tributos. El maldito chico del pan abre la boca, otra vez.
- Los tributos del 11 están separados. Me
ha parecido ver una hoguera y no tengo ni idea de dónde está Katniss - dice
sonriendo.
- Y eso te alegra, ¿verdad? Pues que sepas
que tu estúpida novia va a morir esta misma noche - digo escupiendo las
palabras -. ¿Por qué sonríes? Te ríes de nosotros - digo sacando el cuchillo.
- ¡Cato! Déjale - grita Clove.
- ¡Oh vamos! Un profesional como tú no se
habrá creído ese cuento para niños. No es mi novia y ni mucho menos estoy
enamorado - dice Peeta.
- ¿Mentir al Capitolio? Eres más tonto de
lo que pensaba - digo con un tono burlón.
Comenzamos a caminar por el bosque.
Glimmer y Marvel van juntos y yo aprovecho para hablar con Clove.
- ¿Qué tal estás preciosa? - le digo
sonriendo.
- He estado mejor, no me gustan los
Juegos.
- ¡Pero sí son geniales! Puedes matar
tributos, disfrutar torturándoles, ¿a quién no le gusta eso? - replico con
cierto entusiasmo.
- Cato, eres único - dice riéndose.
- Atenta, dentro de poco estaremos matando
tributos.
Vemos una hoguera y nos acercamos a ella
silenciosamente. Se trata de una chica, la del 3.
- Yo la mataré - susurro, pero justo antes
de hacerlo, el imbécil del 12 se me adelanta. La chica pega un grito y se oye
un cañonazo.
- La próxima vez, te mataré a ti primero -
digo dirigiéndome a Peeta.
Tras buscar más tributos sin éxito, nos
dirigimos a la Cornucopia para descansar.
CAPÍTULO 15: LAS COSAS
NO SIEMPRE SON LO QUE PARECEN
Me levanto temprano, con los primeros
rayos de Sol. Desde pequeño me habían acostumbrado a dormir poco, pero nunca
había dormido tan poco, aunque no estoy cansado. Me pongo de pie y veo una
figura me froto los ojos y veo a Teddy, "no puede ser" pienso. Me
froto más los ojos y veo que es Glimmer. Me acerco a ella.
- Hola - digo sonriendo.
- Hola - responde - ¿No estás cansado? has
dormido apenas 30 minutos.
- No, ¿y tú? - contesto.
- Desde que tenía trece años no duermo-
responde y alza la mirada lo cual hace que la luz del sol le dé un color rubio
precioso a su pelo.
- ¿Puedo preguntarte por qué?-
- Si no estuviéramos aquí no te lo diría,
como vas a ser la última que me pregunte pues - hace una pausa para resoplar y
sigue - Desde que nací mi madre tuvo que trabajar muchísimo para conseguir algo
de dinero. Mi padre me inscribió en la academia de profesionales cuatro años
antes de empezarla. Mi padre era un holgazán y un borracho que cambio mi vida
por una ronda más. Mi madre mientras tanto se mataba a trabajar para conseguir
dinero, dinero que posteriormente él se gastaba en bebida. Cuando yo
tenía diez años despidieron a mi madre y ella comenzó a robar para conseguir
algo de dinero. A los trece años una noche los agentes de la paz pillaron a mi
madre robando y la mataron en el acto. Desde entonces no duermo y menos aquí.
- ¿No estás cansada? - Pregunto.
- ¿Cansada de que Cato? - responde -
¿Cansada del Capitolio? ¿Cansada de que nos vean como maquinas de matar? - hace
una pausa y sigue - Sí, estoy muy cansada. Hacen creer a los Distritos que
nosotros somos los malos, los depredadores, cuando en realidad son ellos los
que nos controlan.
- Yo adoro esto, es magnífico, el Capitolio,
los Juegos todo... - respondo con un aire de superioridad - Me asombra su
inteligencia, poder estar aquí es un sueño Glimmer, poder matar por fin,
viviría en unos Juegos constantes y sería feliz.
- Estas loco Cato, esto es una tortura,
una cárcel.
- Yo no lo veo así, el presidente Snow es
mi ídolo.
De repente se me ocurre una idea, una idea
buenísima para poder acabar por fin con la maldita chica en llamas.
- Glimmer, ¿por qué no conseguimos un
rehén para guardar las provisiones? - pregunto.
- ¿Un rehén? ¿Quién?.
- El chico del Distrito 3 parecía fuerte,
podríamos capturarle y amenazarle.
- Me parece bien, yo creo que le vi
huyendo hacia el lago no creo que este muy lejos.
Glimmer y yo caminamos unos pocos metros
hacia el lago y Glimmer estaba en lo cierto, en la copa de un árbol se
encontraba el chico durmiendo. Le hago señas a Glimmer de que yo muevo el árbol
y ella mientras lo coge. Comienzo a mover el árbol el chico se despierta pero
es tarde para sujetarse, así que pierde el equilibrio y se cae. Glimmer lo
coge.
- Glimmer te dejo matarle - le digo
riéndome.
- ¡No! Por favor, ¡No! - grita el chico -
¡Haré lo que sea!
- Um... Igual podrías hacernos un
favor... - contesta Glimmer.
- ¡Sí! - grita el chico asustado.
- Como no me se tu nombre ni tengo
intención de saberlo a partir de ahora te llamare D3 y te encargaras de
proteger a muerte nuestras provisiones o si no... Tu bonita hermana Susan
sufrirá las consecuencias- respondo.
- Por supuesto- responde D3 temblando.
Los tres nos dirigimos a la Cornucopia,
Glimmer no me ha preguntado el cómo sabía lo de su hermana... Antes de los
Juegos me repase la vida de cada tributo, es una buena estrategia. Llegamos a
la Cornucopia y despertamos a los demás, les contamos nuestro plan de busca y
captura contra Katniss y nos dirigimos a preparar las armas.
Ponemos unos cuentos explosivos alrededor
de la Cornucopia y dejamos a D3 protegiéndolos. Clove, Peeta, Glimmer, el estúpido
Marvel y yo salimos a buscar a Katniss. Tras unos 40 minutos caminando sin
haberla visto decidimos volver a la Cornucopia. de repente, D3 no está.
- ¿Dónde está D3? - grito furioso.
- ¡No está! Era obvio, habrá cogido
algunas provisiones y se habrá ido - responde el chico del pan - Vaya plan el
tuyo...
Me cabreo muchísimo, no pienso permitir
que este imbécil me hable así.
- Por lo menos el ha propuesto un plan -
responde Glimmer.
- Peeta, igual te encuentras con tu novia
antes de lo que imaginabas... - Saco un cuchillo pero el permanece impasible,
mirándome directamente a los ojos. Levanto la mano pero Clove me detiene.
- Déjalo - me susurra al odio - Es nuestra
mejor baza para encontrarla.
La sonrió y me guardo el arma, no sin
antes dirigirle una mirada de desprecio al maldito chico del pan.
Mientras caminamos hacia dónde se encuentran nuestras provisiones aparece D3.
- ¡Mirad lo que he encontrado! - grita
enseñándonos un puñado de Jaulas de noche.
- Nos vendrán genial pero no vuelvas a
desaparecer - grita Marvel riéndose. Que estúpido, pienso.
Pasamos la noche en la Cornucopia
durmiendo, estamos un poco cansados aunque como siempre, Glimmer esta
despierta. De repente la imagen de Teddy llega a mi mente, ¿Que estará
haciendo? ¿Estará viendo los Juegos? Seguro que no. Los odia. ¿Estará viendo
las mismas estrellas que yo?
Me despierto con los primeros rayos del sol
y miro a mi alrededor. Nada parece haber cambiado, pero no me fio. No ha muerto
nadie desde ayer, los vigilantes no pueden permitirse que la gente se aburra,
algo estarán preparando...
- Es mejor movernos- digo en tono alto
para que Marvel se despierte. Comienzo a contarles mis sospechas sobre los
vigilantes.
Acordamos ponernos en marcha para intentar
adelantas ese espectáculo. No nos conviene que los vigilantes monten alguna, ni
a nosotros, ni a nadie. Si podemos adelantarnos y matar a alguien, sería
perfecto.
Comenzamos a andar en sentido contrario al
que tomamos ayer. Subimos por la colina en silencio para no espantar a ningún
tributo, pero no hay nadie a quién asustar. De pronto oímos el crepitar de las
llamas y sé que ha empezado. Si seguimos el "desastre" encontraremos
a alguien. Caminamos unos metros más y...
¡Bingo!. Ahí está, la chica en llamas.
Corremos para poder cogerla sin que le dé
tiempo a reaccionar pero nos ve y comienza a correr.
- No corras, señorita Everdeen- grito con
alegría.
- Eres nuestra - dice Clove riéndose.
La veo escalando un árbol. Glimmer intenta
darle con las flechas pero la puntería no es lo suyo. Nunca he escalado pero
para todo hay una primera vez, ¿no?. Pronto descubro que trepar con una espada
no es sencillo. Caigo.
- Dejémosla - dice Peeta. Voy a replicarle
que no va a tener ninguna forma de salvar a su querida Katniss Everdeen pero
dice - tendrá que bajar o se morirá de hambre.
Por una vez tiene razón, así que seguimos
su plan. Acampamos a los pies del árbol. Clove y Marvel deciden recorrer la
zona para asegurarnos de que no hay peligro. El chico del pan se duerme
enseguida.
- Glimmer, deberías intentar dormir - le
digo - Ven, siéntate a mi lado - Ella viene y se acomoda. - ¿Has visto las
estrellas?, son preciosas, ¿verdad?
- Sí, sí que lo son.
- Igual deberías dormir aunque sea un
rato, solo por ella, por tu madre, una de esas estrellas es ella y le
encantaría que durmieses en una de tus posibles últimas noches- Glimmer me hace
caso, los dos nos tumbamos y nos quedamos dormidos.
Me despierto entre gritos y lo primero que
noto es dolor, ¿Que está pasando? Noto pequeñas punzadas por todas partes. De
pronto caigo, Rastrevíspulas. Intento huir tan rápido como puedo, pero lo veo,
el maldito chico del pan está ayudando a huir a la chica en llamas. Con toda mi
rabia acumulada cojo la espada y le pego un tajo pero el dolor de las picaduras
hace que falle y le dé en la pierna. En este momento me da igual, no creo que
logre aguantar mucho. Le miro con desprecio y, tambaleante, sigo a mis
compañeros.
Olaa
ResponderEliminarMira solo te queria decir que la historia de amor de Cato es con Clove pero si luego la añadess a ella mejor que mejor.
Sigue escribiendo.
Sí, Ya veras ;)
EliminarJajaja Muchas gracias por comentar Criskti,
¿Tienes algun blog? :D
HOLA: me encanta tu historia.as a añadir a Clove?
ResponderEliminarLo siento, pero es horrible.
ResponderEliminarPrimero, no sabes escribir: pones tildes donde no las hay, te saltas letras, escribes con hache palabras que no se escriben así correctamente, etc.
Segundo, solo he podido leer dos capítulos hasta el momento, pero que sepas, que si realmente "Teddy" te quisiera, no querría que fueras a los Juegos del Hambre. ¡Oh! Y los ganadores de los juegos... ellos NO se hacen Agentes de la Paz.
Tercero, ¿ese es Cato? ¡Ese no es Cato! Cato es fuerte, no tiene sentimientos, no tiene amigos. No tiene amigos no porque no quiera, sino porque nunca ha tenido tiempo. Cato se ha entrenado toda su vida, no a partir de los doce años, la mayoría de tributos que se presentan voluntarios lo han hecho así.
Hola gracias por tu crítica, supongo, varias personas me han comentado que borre este comentario por que no están de acuerdo y me ha costado convencerlas de que no la tomen contigo.
EliminarPrimero: ¿Quién eres tu para decir eso?, da la cara y después me andas "criticando". Si cometo alguna falta no me parece algo tan importante como para decirlo en una crítica, no todos somos tan "perfectos" como tú.
Segundo, Cuando leas mas ya me dices, mira yo me invento mis personajes, su forma de pensar y si te molesta pues no lo leas, ¡joder!, que ahora es más importante dejar mal a la persona que escribe , ¡hazlo tu! y cuando lo hagas me lo dices, quiero leer algo tuyo ya que eres tan "perfecta". Cato quiere ser agente de la paz, si quiere ¿que? mira yo me lo invento así, crea tu una historia y luego me dices.
Tercero, Mira yo solo he creado la historia de como creo que es Cato para mí, si para ti es de otra forma respeto tu opinión, pero antes respeta tu la mía. Los profesionales se entrenan desde los 12 o 14 años no antes. Odio que des por echo las cosas, me he inventado mi historia inventate tu la tuya y se acabo, no hagas un mundo de bobadas como las que me estas diciendo.
Atentamente, alguien que si da la cara.
Perdona Cato me parece muy mal lo de el primer comentario,que sabra la gente...,me parece que escribes bien pero los profesionales empiezan a entrenarse desde niños no desde los 12 a 14 sigue escribiendo,animo:D:D:D:D;D;D;D;D
Eliminarespero que pongas mas capitulos porque me he enganchadoo!!
ResponderEliminarbien dicho Cato
ResponderEliminarescribe maaas! que estoy enganchadisima y me he quedado con las ganas!
ResponderEliminareso escribe tiooo :(
ResponderEliminarBueno, yo solo he leído dos capítulos porque si leo más estallo. No me gusta nada de nada la historia, ¿una alambrada? Sí, y ya que estamos que aparezca Katniss ''Huy, lo siento, estaba buscando a Gale, ya no veremos cuando me intentes matar, Cato'' Además, el distrito 2 es un distrito profesional y rico, tienen siempre electricidad, lo siguiente será que en el distrito 3 no haya, ¿verdad? ¿Y lo de agentes de la paz? Por favor, al ganar viven tranquilos y felices en la aldea de los vencedores, y algunos van a hacer de mentores al Capitolio, pero que yo sepa no los obligan a ser Agentes de la Paz.¿A qué edad se empiezan a entrenar? A los 17, ¿no? Por favor, hasta un chico del 10 iría más entrenado si se empiezan a entrenar a los 12, se entrenan toda la vida, seguramente desde los cinco años. Después, lo de que un profesional nunca llora, eso, ¿ a quién se le ocurre? Todos lloramos alguna vez, y el que me diga que no llora... Bueno, espero que con mi crítica, si escribes otra historia, esté mejor, no te lo tomes a mal, yo siempre comento en las historias cuando no me gustan, porque veo fallos y los quiero corregir. Por cierto, no me gusta el estilo con el que escribes, pero a mucha gente por lo que veo sí, así que espero que le siga gustando la historia a tus seguidores.
ResponderEliminarEsta vez te respondo yo. Te repito por que creo que la otra vez no te ha debido de quedar claro: ¡ES NUESTRA HISTORIA! Sino te gusta no la leas. Lo de la alambrada tiene su explicación más adelante, sino lo has leido no es nuestro problema. Segundo, todos los vencedores se dedican a algo: Peeta es pintor, Katniss es estilista con ayuda de Cinna,... pues nosotras hemos puesto que Cato quiera ser agente de la paz. Tercero, comienza a entrenar a los 12 y lo de que un profesional nunca llora... es nuestra visión de Cato, que porque parezca muy duro y quiera ocultar sus sentimientos como le enseña su padre, es humano y tiene sentimientos. Y por último nosotras no escribimos para que a la gente le guste (si es así mejor), escribimos porque nos gusta y los capitulos son los resultados de mezclar nuestros dos puntos de vista.
EliminarAtentamente, Teddy.
He leído varios capítulos, y también varias críticas, y he notado que no os sientan bien críticas que llevan toda la razón, dado que no tenéis ni p*** idea de escribir. No digo más para no haceros enfadar.
ResponderEliminarCreo que ha habido una confusión, así voy a aclararlo. A mi las críticas me gusta que me las digan para poder mejorar. Lo que no me gusta es que una persona me insulte diciendo esas cosas y encima no haya leído más de dos capítulos. En las anteriores respuestas, tanto mi compañera Cato como yo estabamos aclarándole a esa persona las cuestiones que no ha comprendido.
EliminarUn saludo
Perdón por meterme. De verdad sé que no esta bien. Solo tengo una pregunta, y con toda la amabilidad del mundo. ¿Por qué si no te gusta lo lees? Es decir, si no te gusta no mires, ¿cierto?
EliminarHola soy nueva aqui!! Y me encanta tu historia!! Uno de mis preferidos personajes es Cato y tu historia es tan tan isuahdiahsiduhsfd, sigue escribiendo!
ResponderEliminarHola me encanta tu blog pero quisera saber cuando subes el otro capítulo en novedades dice que ya tienen el capitulo 14 pero ni siquiera an subido el 8 gracias
ResponderEliminarMe gusta mucho la historia y seria feliz si continuas los capítulos, por favor. c:
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarMe encanta todo tu blog: la historia, los personajes, etc. Todo está muy bien creado. Y los únicos fallos que he visto han sido las faltas de ortografía y fallos de puntuación. No obstante, si corriges eso, creo que tendrás futuro en el mundo de la escritura.
Ánimos de parte de BRIANNA.
Es muy bueno pero te basas mucho en lo que dice Katniss en los juegos, ponle un poco mas imaginación, pero es muy bueno.
ResponderEliminarLas cosas cambiarán cuando comience En Llamas... No puedo decir mucho más sin hacer spoilers :)
Eliminar¡Muy buenos capítulos! Dos críticas constructivas: sólo te recomiendo que evites las pocas faltas de ortografía que cometes y que no hagas tantas repeticiones. Por el resto, ¡mis felicitaciones y mis ánimos para que sigas escribiendo esta historia de Cato tan interesante! :)
ResponderEliminar¡Muchas gracias! De verdad que da gusto con gente así, que dicen las cosas con educación. Lo tendremos en cuenta, ya que nos gusta mejorar en lo que hacemos, siempre es bienvenido este tipo de comentarios. Y gracias por los ánimos <3
EliminarCato!Sigue escribiendo! No te rindas! Espero con ansias el resto de tu historia :)
ResponderEliminarHola, me gusta mucho vuestra historia, perotemgo una pequeña duda respecto a ella: en el capítulo 13 cuando Cato acaba la entrevista coje a Peetta del brazo y le dice que son aliados en e siguiente capítulo cuando están ya en la arena Peetta llama a Marvel y este dice que es un nuevo aliado y Cato se enfada porque Marvel no tiene derecho a decidir, pero en realidad es Cato quien se lo dice a Peetta, así que me perdí un poco, si me aclararais esta duda os lo agradecería, del resto me encanta la historia y estoy de acuerdo con el punto de vista de Cato
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